Yelaine Hodelín, una madre cubana residente de Aguilera, Guantánamo, denunció que la dieta necesaria para su bebé de un año que tiene una cardiopatía congénita compleja, no le es garantizada por las autoridades locales.
La menor además presenta agenesia del cuerpo calloso y glaucoma congénito.
Debido a su bajo peso, le asignaron dieta, que pocas veces consigue debido a la aguda escasez imperante en Cuba.
Pero el pasado 15 de mayo, llegó la malanga. Su tío fue para comprarla y el funcionario se negó a vendérsela porque la orden había vencido el 30 de abril.
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Recordemos que funcionarios castristas ordenaron la extensión de las dietas debido a la crisis del coronavirus, pero esta orden fue ignorada por el dependiente.
La madre cubana fue al día siguiente y el encargado le dijo lo mismo, detalla el portal oficialista Juventud Rebelde.
“La señora le explicó que por la situación de la COVID-19, el Gobierno había prorrogado las dietas”, detalla el medio.
Para salirse del embrollo, el dependiente dijo que “ya no quedaba malanga”, tan necesaria para la dieta de su bebé enfermo.
“A dos meses de epidemia en nuestro país”, afirma Yelaine, “¿cómo pueden tener a personas tan desinformadas trabajando con el público?”
Recordó que su hija necesita una “buena alimentación” y que el Estado no se la está garantizando de ninguna manera.
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“Si a las 8:00 p.m. del 14 de mayo quedaba un saco de malanga, ¿cómo a las 7 a.m. del 15 ya no quedaba nada?” se pregunta la madre cubana indignada.
Continuó “¿practicarán la magia a costa de personas enfermas como mi nena, que por negligencia y mucho más se quedó sin el preciado producto?”
Al preguntar quien va a responderle por su caso, el encargado simplemente ignoró sus preguntas.
“Mientras siga esa ignorancia conveniente, mi nena se quedará sin dieta cada vez que llegue vianda”, concluye.
Redacción Cubanos por el Mundo
