Hace más de un año el Hospital Clínico Quirúrgico Universitario Comandante Faustino Pérez de Matanzas no contaba con el servicio de agua de forma regular. En palabras del director del hospital, Andrés Lamas Acevedo, ninguna de las medidas en aras de solucionar la problemática surtió efecto.
La falta del preciado líquido generaba malestar e inconvenientes en pacientes y familiares del centro hospitalario. También así en el personal médico y en la propia dirección, que elevó la necesidad varias veces ante las autoridades del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) en Matanzas.
Esta realidad lamentablemente no trascendió en el reporte de la visita que realizaran las autoridades de salud al centro para detectar fallas en el incumplimiento de los protocolos de bioseguridad, donde sí se percataron en la falta de saneamiento de las áreas verdes y la ausencia de revisión de la temperatura al ingresar al Hospital Faustino Pérez.
Evidentemente quisieron poner una lápida sobre una falla mayúscula. Contaban además con la garantía de que si alguien protestaba, no tendría como hacer trascender la queja. Pero se equivocaron.
No fue sino hasta una inspección con todas las de la ley que investigó todas las causas que propiciaron el brote en el hospital, que se conoció todo. Ahora, quizás demasiado tarde, se resolvió fijar nuevos tanques de almacenamiento de agua, con los que esperan ayudar a paliar la problemática, al menos en la sala de terapia intermedia. El resto de la institución continuará “buchito a buchito”, o cuando más cubo a cubo.
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La falta de limpieza en este hospital matancero – y tal parece que en ninguno de la isla – es un asunto novedoso, aunque sí preocupante en momentos donde la pandemia por coronavirus acecha y la higiene se hace aún más necesaria. Aunque para un hospital, esto debería suponer labor diaria, regular y constante.
Faltan manos para asear el Hospital Faustino Pérez
Haydée Linares Sosa, del departamento de epidemiología de este hospital, confiesa que durante mucho tiempo han tenido fallas en el personal de limpieza, una problemática que no ha logrado ser resuelta. Primero contaban con los servicios de una cooperativa, posteriormente eran reclusas quienes aseaban salas y pasillos del Hospital Faustino Pérez. En la actualidad, son cuentapropistas pero no los suficientes, a cargo de las labores de limpieza.
Un hospital, especialmente uno como el Faustino Pérez, no supone la limpieza única diaria. Por el contrario, debería contar con personal fijo que esté de forma permanente atento para asear habitaciones, salas y pasillos, así como atendiendo la lavandería constante relacionada a la atención médica.
El jefe de Urgencias, Laudelino Fernández Medina así lo ratifica, en entrevista con Girón, medio estatal. Confiesa que él lleva cuatro días realizando la limpieza de su área auxiliado por algunos miembros de su personal, y con la cooperación de algunos miembros de otras instituciones. Pero esto debería ser constante y no ante un brote.
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Aun con el brote activo, el Hospital Faustino Pérez no cerró sus puertas como sí ocurrió en el caso de Cárdenas. Ni siquiera la terapia intermedia donde se registró el mayor número de casos.
El hospital está funcionando como “intermediario” entre las áreas mínimas e intensivas de la pandemia en el territorio. De cerrarse, podría colapsar todo un engranaje de atención a los enfermos, de acuerdo a su director, Andrés Lamas.
De forma oficial a la mañana de este jueves 21 de mayo, un total de 46 contagiados se reportan en relación al brote en el Hospital Faustino Pérez de Matanzas, el segundo evento de contagio en un centro de salud de la provincia.
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Redacción Cubanos por el Mundo
