El pasado 17 de abril, se registró el primer caso de un niño contagiado de COVID-19 en la provincia de Sancti Spíritus. Se trataba de Yerik Luis Martínez Manso, un pequeño de apenas cinco años, que no podía contener el temor en su mirada al ser ingresado al hospital.
Según el relato de la pediatra Eridanis Rodríguez Pérez, cuando vio por primera vez a Yerik Luis no pudo evitar quedar fascinada con sus grandes ojos negros: “La primera impresión cuando ves a un niño enfermo y con nasobuco es muy triste”.
Para cuando en Sancti Spíritus se registraba el primer caso de un niño contagiado de COVID-19, en Cuba ya se superaban los 100 casos.
Rodríguez Pérez, reveló en una entrevista la experiencia que tuvo tras tratar al menor con COVID-19, ya que con él debutó en tratar esta enfermedad desconocida.
La médico, no pudo evitar pensar en lo bien que se ven los pequeños totalmente sanos, brincando y jugando de un lado al otro, mientras que el pequeño Yerik estaba totalmente tenso en el hospital, pues al ver a los profesionales de la salud forrados de verde, “con máscara facial y el nasobuco”, llegó a intimidarse, lo único que vería por días sería los ojos detrás de esas bata.
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Durante su ingreso, Martínez Manso “fue muy receptivo y se dejó examinar” aunque los médicos tuvieron que esperar días para entrar en confianza con el paciente.
A un lado de la cama donde estaba ingresado, la madre del pequeño Darlyn Manso Cabrera, se mantuvo de forma constante y afortunadamente sus pruebas de COVID-19 nunca arrojaron positivo.
Fueron al menos tres pediatras y tres enfermeras, quienes le brindaron la atención para niño espirituano.
“Desde el primer día tomó bien los medicamentos que se usan en el protocolo nacional para contrarrestar la enfermedad, sin reacción adversa al tratamiento. Estuvo asintomático, con buen apetito, buena vitalidad y en constante intercambio con sus familiares”,
dijo la pediatra Rodríguez.
El primer niño contagiado de COVID-19 en Sancti Spíritus estuvo por 14 días ingresado en el cubículo aséptico del hospital provincial de rehabilitación Faustino Pérez Hernández.
Cabe destacar que entre los médicos, el pequeño y su madre, se creó un vínculo especial, pues en los días que Yerik estuvo dentro, llenó de alegría la sala en la que estaba, pese a que estaba enfermo.
El segundo PCR del pequeño, arrojó negativo, lo que significaba que finalmente podría estar fuera del hospital: “Cuando conocimos la noticia fue un momento de mucha felicidad. No hubiésemos soportado otro resultado. Él estaba superemocionado y llamó a toda su familia”.
El niño de cinco años ya está en su casa, disfrutando de su salud en compañía de su familia, en la comunidad Olivos Tres, donde reside desde que nació.
