El amor de un padre no tiene límites y menos cuando de la salud de su pequeña hija se trata, por lo que este cubano ruega por ayuda médica, que le ayude a salvar a su pequeña hija, quien aparentemente sufre convulsivos.
El hombre identificado a través de Facebook como Ángel Lleo, ha recurrido a las redes sociales para solicitar la atención médica oportuna para su pequeña Samara, pues en Cuba, ya le han aplicado tratamientos que no han dado ningún tipo de resultado positivo y tampoco se le ha dado un diagnóstico real de su enfermedad.
Según explica el padre, su hija no nació con esta enfermedad, no fue hasta tres meses después que cumplió dos años, cuando presentó el primer ataque de aparente epilepsia.
Desesperado, el hombre expresa que al buscar ayuda médica, en La Habana, los profesionales de la salud le piden que se espere a que pase la pandemia del COVID-19, lo que para Lleo no tiene sentido, pues la enfermedad de su hija no está relacionada con el coronavirus.
“Está muy malita. Ella no para las convulsiones, todos los días y ya no sabemos qué hacer”,
argumenta el padre cubano, quien añadió que su hija tiene dos años así, sin recibir un diagnóstico apropiado.
No deja de cuestionar la situación en el sistema de salud de Cuba y en relación a la situación de su hija, se pregunta: ¿hasta cuando tenemos que esperar?”.
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“Cómo me han dejado a mi princesa de tantos medicamentos y sin resultados alguno, sin diagnóstico”,
denunció a través de otra publicación.
A sus amigos en Facebook les pide que compartan la publicación, y también solicita que a su hija se le otorgue una visa humanitaria, que le permita viajar a Estados Unidos para buscar atención oportuna.
Parte de las razones por las que el hombre exige ayuda médica, es que su hija ha ingerido muchos medicamentos y se ha sometido a tratamientos, que le han hecho mal: “Comenzó tomando Valproato de Sodio en suspensión que no le hizo nada, se le añade Vigabatrina al tener tantas crisis y no disminuían”.
Continuó: “Se decide ingresarla en el neurológico donde se le hace prueba de la vista entre otras cosas y se ve que tiene disminución de la visión periférica y se decide suspender la Vigabatrina poniéndole entonces Prednisona la cual le sube la presión, la pone irritable a tal punto que la niña no camina más ni hace nada de lo que ella antes hacía, no tiene control cefálico. Ha tenido una involución en todos los aspectos”.
Asimiento, contó en una publicación que cuando se dejó de tratar con la Prednisona por la reacción secundaria, comenzó a usar Topiramato junto con el Valproato, pero el fuerte tratamiento le generó un incontrolable diarrea y la pequeña dejó de comer, que hasta incluso, tuvieron que darle la comida con una jeringuilla.
“Es doloroso verla en cada crisis que hay que ponerle oxígeno, además termina tan decaída y estamos desesperados queremos ver a la niña caminar, hablar, que se relacione con otros niños, verla crecer, darle una mejor calidad de vida, tan solo es una niña”, agregó.