La batalla contra el covid-19 no es el único reto que ha superado con éxitos el bebé Dylan, pues el solo hecho de haber nacido ya representa un gran milagro.
Luego de que el bebé de menos de una año se recuperara del coronavirus, su madre Yerlanis ofreció una entrevista, en la que destacó que desde antes del nacimiento del pequeño, ya había tenido que atravesar por varias luchas.
Yerlanis describe a hijo como “un milagro de fe”. La llegada del bebé Dylan al mundo no fue tan simple; su madre tuvo tropezones para empezar un tratamiento de fertilidad, ya que había sufrido Zika entre otras enfermedades que le impidieron comenzar; sin embargo, el bebé Dylan fue concebido de forma natural.
“Mi hijo es un milagro desde el principio, un milagro de fe. Porque me pasó de todo antes de comenzar el proceso y, al final, salí embarazada sin iniciar siquiera el tratamiento. Él es un guerrero desde antes de nacer”,
describe la madre.
Según explicó, tiene planificado que cuando el bebé Dylan cumpla un año, lo va a vestir de superhéroe, pero aún no sabe de cuál.
Debido a los problemas de presión de Yerlanis, cuando tenía seis meses de gestación las membranas quedaron expuestas, y el bebé Dylan se adelantóa su nacimiento, con apenas dos kilos y medio, con un parto bastante complicado.
Las esperanzas de vida que decían los doctores eran pocas, por lo que cada consulta médica era un momento incómodo y preocupante.
“La piel del niño era una telita que veíamos en la incubadora, con aquellas mangueritas y todos los ‘aparatos’. Yo creo que mientras viva voy a tener en la memoria el sonido de los cardiomonitores, como de alarma. Y ahí nos parábamos nosotros y le hablábamos mucho, para que él sintiera que era un niño muy querido, muy esperado y darle fuerza”,
añadió Yerlanis.
Además, reveló que cuando el bebé tenía tres meses y medio de nacido fuela primera vez que pudo abrazar a su pequeños, pero solo lo podía ver cada tres horas , pues seguía delicado de salud.
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“Dylan necesitó 19 antibióticos en ese primer trimestre, tuvo múltiples complicaciones respiratorias, tres transfusiones de sangre, estafilococos, hizo una hiperglucemia, rondando cifras de hasta 37 de azúcar en sangre; además de otras afecciones, algunas derivadas de estas o de aquellas o de sabe Dios qué. Fue terrible”, agregó Yerlanis.
Su padre Daniel, también aportó en la entrevista que en las salas de los hospitales se ven cosas duras, y lamentablemente, otros padres también atraviesan por el mismo proceso doloroso por el que ya ellos pasaron.
“No todos los niños que llegan allí pueden salvarse y fue muy duro. Cada vez que alguno se ponía mal a uno le dolía porque hicimos una familia, pero también porque Dylan era el caso más crítico, cada vez que algo pasaba yo pensaba que perdía a mi hijo”,
aseguró Daniel.
El caso del bebé Dylan era tan particular que, cuando ganaba siquiera un gramo de peso, el personal médico y la familia lo celebraban, pues era una nueva esperanza de vida para el pequeño “milagro”.
La fortaleza del niño ha quedado plasmada una vez más, cuando venció el coronavirus, la enfermedad que se ha llevado la vida de miles de personas en el mundo y que para un niño en las condiciones de salud de Dylan, las probabilidades de vida eran bajas.