Una cubana identificada en redes sociales como Yoandra Ramírez, no se dejó intimidar por funcionarios del régimen, cuando se les enfrentó porque le quisieron arrebatar el teléfono, mientras le ponían una multa.
Luego de pasar largas horas en una cola para comprar dos paqueticos de detergente, gracias al gran desabastecimiento de productos básicos en Cuba, la cubana se alejó de la fila para bajarse el nasobuco y respirar un poco mejor, pero inmediatamente fue abordada por quienes le impusieron una multa por 100 pesos.
Indignada por la situación, grabó sus quejas, donde además resalta que los oficiales se quitan la mascarilla para fumar pero nadie los multa, por lo que estará al tanto de cuando eso ocurra para denunciarlo hasta donde el propio dictador Díaz-Canel.
“Me quité el nasobuco cinco minutos porque estoy desmayada desde las 10 de la mañana”,
expresa la mujer en medio de la grabación.
Cuando Ramírez intentó virar la cámara hasta la cara de los funcionarios, una de ellas la agredió le intentó arrebatar el teléfono, por lo que la mujer inmediatamente la enfrentó y le pidió que no se lo tocara e insistió en que sí la podría filmar.
La cubana que se encontraba desde las 10 de la mañana en la cola sin comer nada, comenzó a discutir con los agentes: “Yo no tengo miedo, no estoy haciendo nada malo. Cinco minutos y lejos de la gente”, agrega cuando le piden los datos para anotarlos en la boleta de multa.
Cabe destacar que durante el conato, los inspectores intentaron romperle la libreta de compra de manera arbitraria.
Esta es una de las tantas denuncias de los abusos policiales en Cuba, donde la dictadura consiente este tipo de hechos e incluso alegan que es un “violación a la intimidad” filmarlos, para que sus fechorías queden impunes.
En medio de la crisis sanitaria a causa de la pandemia del COVID-19, el régimen se ha encargado de incrementar las sanciones injustificadas en contra del pueblo, imponiendo multas y detenciones por el delito de “propagación de epidemias”, entre otros ligados al tema de la salud.