El tráfico de cubanos en Uruguay y la participación de trabajadores del Instituto de Migración de ese país quedaron expuestos ante la opinión de pública luego de que trascendiera la denuncia de la falsificación de la firma de una alta funcionaria para gestionar permisos de residencia a los antillanos.
Mary Urse, fiscal del Chuy, región fronteriza en Uruguay, aseguró que aunque no estaba familiarizada con la participación de algunos trabajadores del departamento de Migración, sí conocía sobre el tráfico de cubanos a Uruguay, por el que cobran una gran cantidad de dinero. En entrevista con el medio uruguayo El Observador, explicaba que a los isleños los contactaban en Cuba, ofreciéndoles empleo en Uruguay y otras opciones, ellos vendían sus pertenencias en su país y salían de acuerdo a la ruta definida por los traficantes.
“Los traían en bote y después a una combi. Les cobraban mucha plata”, dijo la fiscal, que conoce de la historia de una familia cubana que por cruzar el continente para llegar a Brasil y de ahí cruzar hacia Uruguay tuvieron que pagar 3 mil dólares.
Ya estando en Uruguay, algunos cubanos deciden denunciar la situación que atraviesan intentando llegar al país, en el que les ofrecen trabajo, teniendo datos de quienes están detrás de la red de tráfico.
Fue un alto funcionario del Ministerio del Interior que tras recibir información de forma anónima, le hizo seguimiento al accionar de una funcionaria que estaría falsificando firmas para conseguir residencias para cubanos en Uruguay pero involucraría a más trabajadores de la institución, por lo que están realizando una investigación interna para desmantelar la red con conexiones en Brasil.
Tras la pista del tráfico de cubanos en Uruguay
La investigación había comenzado a realizarse el pasado mes de marzo, de acuerdo a Subrayado, que indica que a la fecha, aún no se ha procedido a detenciones ni a remover a funcionarios de sus cargos. Entonces fue un subcomisario de la policía que señaló a varios funcionarios de aceptar sobornos para permitir el ingreso de cubanos desde Brasil a Uruguay, mediante la frontera del Chuy, Río Branco y Rivera.
Esta red de tráfico involucraría además de policías, funcionarios de Migración, coyotes en las fronteras, a conductores de taxis y autos de alquiler, que se encargan de movilizar a los cubanos hasta la frontera donde estarán esperándolos para permitirles entrar al país de forma irregular.
Ante las dificultades para hacer vida en Estados Unidos, tras las modificaciones en las políticas migratorias que beneficiaban a los cubanos, los migrantes se han hecho paso en otros destinos, eligiendo a Uruguay como uno de ellos para instalarse a trabajar para enviar dinero a sus familiares en la isla.
Se hizo aún más atractivo Uruguay como destino cuando su presidente, Luis Lacalle Pou, informó sobre la disposición de estar “con los brazos abiertos” a quienes son expulsados de su propio país, en el caso de los cubanos, como una medida para contrarrestar el envejecimiento de su población.
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Redacción Cubanos por el Mundo
