Bastó una visita a la Casa Blanca, para que Andrés Manuel López-Obrador, presidente de México, abandonara sus pensamientos izquierdistas radicales y celebrara al mandatario estadounidense, Donald Trump, entendiendo que el comunismo solo le traerá miseria a su país.
En un abrir y cerrar de ojos lo que parecía casi imposible, terminó siendo una realidad, parece que López-Obrador cuando vio las barbas de sus vecinos comunistas arder, puso las suyas en remojo, y entre el hambre y el bloqueo, México apostó por mejorar sus relaciones con la potencia mundial. De manera que el discurso despectivo de Trump hacia los mexicanos y la ofensiva respuesta del mandatario centroamericano, fueron lanzados al olvido y terminaron en halagos de parte y parte.
“En vez de distanciarnos hemos optado por viajar juntos, hacer a un lado las diferencias con diálogo y respeto mutuo. Hemos tenido desencuentros y hay agravios que todavía no se olvidan, pero también hemos podido establecer acuerdos tácitos y explícitos de cooperación”, dijo López-Obrador tras su encuentro con Donald Trump.
Por su parte el máximo representante de Estados Unidos respondió: “La relación de Estados Unidos y México nunca ha sido tan estrecha”, dejando muy claro que ambos líderes, de galaxias ideológicas completamente diferentes dieron un paso al frente a lo que sería un acto de total diplomacia estratégica.
López-Obrador asistió al encuentro a sabiendas de que el mismo proporcionaría a México “un balón de oxígeno para el futuro de su economía”, en el marco del nuevo tratado comercial de Norteamérica, el T-MEC. Así mismo, Trump también guarda sus intereses sobre el polémico encuentro, marcado evidentemente por sus aspiraciones a la reelección como presidente de los Estados Unidos.
El accionar de ambos presidentes deja muy claro que la política es un juego, probablemente muy sucio donde cada quien mueve sus piezas a su conveniencia. Al final de tantas disputas, Trump cerró momentáneamente el capitulo de la historia resaltando sus semejanzas con López-Obrador, expresándole en su cara: “Usted fue elegido para luchar contra la corrupción y para devolver el poder al pueblo. Ambos tenemos el interés de poner a nuestros países primero. Usted lo hizo, yo lo hice”.
LEA TAMBIÉN: Díaz-Canel sigue rogándole a EEUU pronunciarse una vez más sobre lo ocurrido en la embajada cubana en Washington
De igual manera López-Obrador, respondió: “Algunos pensaban que nuestras diferencias ideológicas deberían llevarnos al enfrentamiento, afortunadamente ese mal augurio no se cumplió”.
Entre tanto, el encuentro concluyó con un irónico “somos amigos contra todo pronóstico”, frase que posiblemente nunca pasó por la mente de algún osado estadounidense o un iluso mexicano. Al tiempo que las esperanzas del Gobierno mexicano para salvar su economía se posaron sobre el que alguna vez fue su más acérrimo enemigo.
Redacción Cubanos por el Mundo