Desde hace cuatro años Armando Barzaga, se olvidó de sus aspiraciones como Ingeniero en Construcción de Maquinarias y Aparatos Químicos y tuvo que dedicarse a la cría de cerdas en Holguin.
El Ingeniero Barzaga realizó sus estudios en la antigua Unión Soviética, y luego de vivir un tiempo en Rusia decidió regresar a su país natal con la esperanza de que, con su título universitario, pudiera lograr obtener un trabajo digno y así construir un futuro para su familia en la tierra que lo vio nacer.
En vista que las oportunidades cada vez eran menos, ya que los profesionales en Cuba no pueden ejercer sus profesiones y menos obtener salarios dignos, Armando Barzaga continuaba en la búsqueda de nuevas opciones para mantenerse a flote. Entonces el régimen emitió el Decreto-Ley 300, que autorizaba la adjudicación de tierras estatales ociosas en usufructo, a agricultores y campesinos para que las explotaran. Fue así como este Ingeniero, decidió unirse al proyecto y probar suerte trabajando de la mano con el gobierno, criando ganado porcino en Holguín.
Desde entonces, se convirtió en porcicultor asociado de la cooperativa Eduardo Chibás en la zona de La Yuraguana, de la cual ha tratado de absorber todos los conocimientos necesarios para desarrollar esta actividad, puesto que fue la necesidad y no precisamente el amor por la cría de cerdos lo que lo llevó a unirse a este gremio.
Hasta el momento, esta actividad le ha permitido sobrevivir, aunque casi le ha tocado trabajar con las uñas, ya que los convenios establecidos con el régimen que garantizaban una cantidad de alimento para el engorde de los animales, nunca fueron cumplidos, lo que ha generado que los mismos criadores de cerdo tengan que ingeniárselas y producirlos, sembrando yuca, caña y pastos.
Según comentarios de Barzaga, a pesar de los obstáculos para la producción de alimentos, calculan una producción de carne porcina de 250 toneladas para el cierre de este año 2020. ¿Pero dónde está la carne?, es algo que nadie sabe; los cubanos llevan meses sin ver en sus meses la proteína proveniente del cochino.
Adicionalmente, comenta el Ingeniero que no cuentan con el servicio eléctrico para el procesamiento y molinaje de los piensos y demás alimentos. Si tal vez el régimen apoyara estas actividades como prometió en algún momento, las cosas funcionaran de otra manera, pero no solo no les brinda apoyo, sino que el convenio se aplica cuando el ganado alcanza el peso establecido para su comercialización, el cual es retirado de las fincas y distribuido en quién sabe dónde, porque lo que sí es seguro es que la población en Cuba no es precisamente la beneficiada con el acceso a la carne porcina. Y mientras tanto, otro profesional con talento se pierde en un área que no le compete, por las pocas posibilidades que brinda el sistema.
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Redacción Cubanos por el Mundo