Entre el deporte y el modelaje, Dara Rendón Garro se inclinó por la ciencia, de manera que terminó siendo doctora, sin abandonar sus aspiraciones de pasarela, pero enfocada en el estudio de la obstetricia; especialidad a la que aspira dedicar su vida.
La joven matancera obtuvo hace apenas unos días su título de médico en una ceremonia realizada en el Casco Histórico de la ciudad que la vio nacer, y aunque, está temerosa por lo que está por venir, asegura que mientras haya vocación “se avanza”.
La ahora profesional de la salud, tuvo una infancia y adolescencia marcada por las tradiciones deportivas de su familia y la pasión hacia lo artístico que le rondaban en la mente. De manera que desde los 11 años de edad, fue captada por insistencia de su padre en el polo acuático. Ya con 12 años tenía un bronce y tres cuartos lugares, logros que junto a su condición física le otorgaron el pase al atletismo.
Posteriormente en los Juegos Canimao, de la Universidad de Ciencias Médicas, la actual doctora conquistó preseas de oro en 100 y 200 metros lisos, y fue reconocida como Mejor Atleta de la institución , sin embargo, nunca abandonó su dedicación a las prácticas que le exigía la carrera que ahora desarrolla.
“Resultó una etapa difícil, estudiar y realizar prácticas médicas sin abandonar el deporte. Ambos exigían sacrificio: nada de fiestas, bailes, y otras distracciones. Mis padres y mi hermano me ayudaban y también a veces me regañaban porque consideraban que debía descansar y tener recreación. En vacaciones estudiaba y entrenaba”.
Desarrollando los talentos que la vida le regaló, Dara Rendón Garro asumió con entereza los sacrificios y las pruebas que se le presentaron , hasta lograr una de sus más preciadas metas; el título de doctora, que para ella no es más que una licencia que debe traducirse en “esmerada atención al paciente”.
Una vez alcanzada esa meta, la joven matancera con peso corporal, busto y estatura a favor, no descarta el modelaje como otro de sus medios de vida, y aunque compaginar la ciencia y la pasarela puede resultar difícil, ella cree firmemente que lo logrará con “inteligencia y presteza”.
Y aunque el talento y la convicción en lo que se hace no es garantía de surgimiento en un país como Cuba, donde una persona joven y con innumerables cualidades, como es el caso de Dara, para poder recibir el mérito que merece tiene que buscar la manera de salir de la isla y abrirse horizontes en un lugar que sí reconozca sus aptitudes, no se descarte el futuro prometedor de la doctora de Matanzas.
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Redacción Cubanos por el Mundo