El oficialismo a través de sus medios afirma que es beneficioso controlar las colas, pero cuán beneficioso sería erradicar por completo la escasez de alimentos y dar a los cubanos un sistema de vida digno.
Lo que no admite el oficialismo es que mientras más controles crea el castrismo, más descontrol se observa en las calles de Cuba. Ahora, con situación de pandemia, donde el panorama epidemiológico de la isla es para nada alentador, el registro de casos diarios de coronavirus se incrementa a la par de las colas para comprar comida, el régimen ha dispuesto de grupos de inspectores que se encargan supuestamente de crear orden y controlar las kilométricas filas a las afueras de los comercios y tilda el hecho de “beneficioso”.
En la provincia de Ciego de Ávila, por mencionar solo un ejemplo, se volcaron a las calles 84 grupos de trabajo, con alrededor de 800 integrantes, distribuidos en 97 lugares definidos como proclives para controlar las colas de esta localidad. Dónde está el beneficio de que más y más personas salgan a la calle, tanto para hacer colas como para controlarlas, en un país que da un paso hacia adelante y dos hacia atrás en el control de una enfermedad que ha acabado con la vida de millones en el mundo.
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Sanitariamente, no existe beneficio alguno. Aunque tal vez para el oficialismo lo sea, en vista de que no son los altos funcionarios del castrismos los que están controlando las colas en las calles de Cuba, sino que es el propio pueblo cubano adoctrinado el que está sometiendo y castigando a sus similares.
Y mientras las colas son controladas, el hambre gana la verdadera batalla. Los cubanos, que antes le pagaban a los coleros, ahora también deben pagarle a los llamados controladores para poder adquirir los artículos de primera necesidad.
Redacción Cubanos por el Mundo
