Después de nueve días en la unidad de cuidados intensivos, y tras un exigente tratamiento, un venezolano enseñará a bailar salsa a sus médicos que lo salvaron del coronavirus en España.
Luis Comella, un venezolano procedente de la ciudad de Maracaibo, de 54 años de edad, experimentó la peor enfermedad de su vida, comenta que no ha sido un hombre enfermizo, por lo que esta ha sido su primera estadía tan prolongada en un hospital.
Afortunadamente, este episodio le sucedió en Burgos, España, donde reside desde hace tres años que salió de Venezuela, porque de haberse contagiado de covid-19 en Caracas, ciudad donde vivía, está seguro que no la estuviera contando por la grave crisis que enfrenta el sistema de salud venezolano.
Luis trabaja en una empresa familiar productora de langostinos y desde que inició la cuarentena por la pandemia alertó a todos sus trabajadores sobre las precauciones y medidas a tomar en caso de sentirse contagiados. Fue él el primero en sentirse mal, acudiendo inmediatamente a una clínica para el respectivo chequeo, en la cual fue diagnosticado con amigdalitis, pero tras el empeoramiento de su malestar solicitó la prueba de covid-19, la cual resultó positiva.
De allí, Luis tuvo que internarse en el hospital público de Burgos para recibir el tratamiento adecuado, que contrariamente a la mejoría física que él sentía los médicos decían, complicaban su cuadro clínico.
Las evaluaciones realizadas indicaban que sus niveles de oxígeno en la sangre disminuían cada vez más y ningún tratamiento ayudaba con su recuperación; los médicos intentaron con respiradores artificiales para apoyar los pulmones, pero nada hacía efecto, hasta que su condición fue empeorando y complicándose más por la neumonía que tenía. Al sexto día de hospitalización se hizo inminente la necesidad de intubarlo para salvar su vida.
Ahora bien, debido a la grave situación y falta de oxígeno en la sangre, Luis fue trasladado a otra unidad médica ubicada en Valladolid, donde se encontraba el único equipo ECMO “oxigenación por membrana extracorpórea”, para tratarlo. Comentó Luis, que le lavaron la sangre, es decir, “la sangre se drena desde su vena femoral por medio de un catéter y luego se bombea a través del oxigenador de membrana, que actúa como un pulmón artificial que le da oxígeno a la sangre al tiempo que le elimina el dióxido de carbono. Después de esa especie de lavado, otro catéter la lleva de vuelta al cuerpo del paciente a su arteria femoral.”
La recuperación de Luis después de este tratamiento fue inmediata, hoy comenta con la jocosidad y alegría que caracteriza a los oriundos de Maracaibo, estado Zulia, que el trato recibido por el personal médico fue lo que principalmente ayudó en su recuperación. Él bromeaba con los médicos y enfermeras del hospital y apoyaba a su compañero de habitación, un hombre mucho mayor que él.
Siente además la necesidad de devolver un poco el favor que hicieron por él y en señal de agradecimiento les prometió a los médicos enseñarles a bailar salsa cuando esté totalmente recuperado. Por ahora, solo les compartió un poco de la producción de la empresa familiar haciéndoles llegar, tanto a los médicos de Burgos, como a los de Valladolid, bandejas de langostinos para todos.
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Redacción Cubanos por el Mundo
