¿Quién se iba a imaginar que en Baracoa, Cuba celebran un Festival de la Pesca? O en cualquier otra provincia.
Cualquiera que no viva en esta isla que está rodeada de agua y en la que malamente sus ciudadanos comen pollo por pescado, lo pensaría. Sin embargo, a finales de agosto en una comunidad llamada La Playita, perteneciente al municipio de Baracoa en Guantánamo, celebraron la Oncena edición del Festival de la Pesca con un pescado, un cangrejo, harina y algunos diplomas.
Obviando las medidas de distanciamiento social, utilizando de mala manera el nasobuco, comiendo con la mano y hablando arriba de la comida, fue esta celebración en la que se puede ver más que un Festival, una reunión del CDR con un aproximado de 30 personas.
Según el reportaje de la oficialista TOA TV esta es una tradición que “identifica a esta localidad de Baracoa del resto del mundo”. El ridículo reportaje que contradice muchas de las palabras de la periodista, también dejó ver que trabajadores de la Dirección Municipal de Deportes apoyaron el evento realizando juegos tradicionales que se apegan a las medidas sanitarias para evitar la proliferación de la COVID-19, cuando en realidad, observamos un grupo de niños sin nasobuco, e incluso unos arriba de los otros, jugando, sin el más mínimo distanciamiento social.
El supuesto Festival fue aprovechado además para entregar diplomas, un papel sin ningún valor, que es el estímulo más habitual que recibe un cubano por su esforzada labor y que ellos muy bien hubiesen cambiado por una cherna, o un pargo, y no el chicharro que se veía encima de la mesa; puesto sobre un plato de harina.
Eventos como estos, que hacen ver una realidad al mundo que no existe, que además son una farsa total en cuanto a lo que realmente está viviendo el cubano de a pie, se ven a diario en Cuba. Es una pena que esta falsa realidad no se perciba en la mesa de aquellos que se preguntan cómo rodeados de mar, comer alguno de los manjares que se presentaron en este seudo Festival, sea imposible.
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Redacción Cubanos por el Mundo
