Primero fue VICE, ahora Político. Diarios de amplio prestigio y circulación nacional en los Estados Unidos, más allá de los Everglades y Tallahassee, coinciden en afirmar la importancia que ha tenido el influencer Alexander Otaola, y su show Hola! Ota-Ola en la recuperación del voto republicano en el condado Miami-Dade; un condado “dividido” políticamente con extremos fuertemente marcados y ríspidos en sus puntas. Tan ríspidos como que los demócratas suelen ser llamados comunistas, y en el estira y encoge unos a otros se llaman “croqueteros” y “pastelito´s lovers”.
La situación en Miami-Dade es tan interesante que la aparición de la anciana María Falcón, a finales de septiembre en el 2016, canalizó todo el sentimiento Pro Trump y el anti Trump en el condado; específicamente en la ciudad de Miami. Si en el 2016 “el honor” de “representar” a los votantes republicanos en la ciudad le correspondió a esta anciana, ahora en el 2020, todos coinciden en afirmar que la situación es bien diferente.
María, si se quiere, era un producto terminado. Una más. Una mujer que un día estuvo frente a una cámara y expresó el sentir de buena parte de una comunidad agradecida a los líderes republicanos que hicieron de Miami una ciudad de respeto en toda la nación. Una ciudad practicamente fundada por inmigrantes que, en pocos años y con apenas cuatro políticos en las altas esferas en Washington, logró influenciar y con un peso real, en la política de los EE.UU. hacia Cuba, hacia los países socialistas europeos y luego hacia los socialistas aparecidos en América como Nicaragua, Bolivia, Venezuela, Ecuador, sin olvidar los populistas gobiernos de Brasil y Argentina.
El turno ahora, y con mucha diferencia, le ha tocado a Alexander Otaola. Un hombre que aparece cada día, de Lunes a Viernes frente a una cámara, en un cuarto de 2×2 y mueve a miles y miles de personas a escucharle. Y seguirle.
A no dudarlo, y Político lo reconoce, Otaola es el verdadero influencer de los republicanos en Miami-Dade. El hombre que ha logrado que los republicanos crezcan en número y reafirmen su fuerza con vistas a las elecciones nacionales que tendremos en dos meses.
Político afirma que, luego del mandato de Obama, la influencia del presidente Donald Trump dentro de la comunidad cubana se ha afianzado; en gran medida porque Obama hizo lo que esa comunidad nunca hubiese querido: tratos con el régimen de La Habana. Trump simplemente ha revertido todo eso.
El diario explica que en Miami-Dade, el 72% de los votantes registrados como republicanos son hispanos, la mayoría, cubano-americanos. Todos los cubano-americanos saben quién es Alexander Otaola.
Si bien es cierto que el voto cubano no es monolítico, tradicionalmente ha sucedido que muchos registrados como “independientes” se han vuelto el día de las elecciones, demócratas.
Este año, y en gran medida Alexander Otaola es responsable de esto, las cosas parecen ir por otro camino.
Político lo señala así:
“Si existe alguien a quien tanto los republicanos como los demócratas consisten en señalar como la persona que más ha ayudado a Trump entre los votantes hispanos de Miami-Dade, específicamente entre los cubanos americanos, es Alexander Otaola, quien emigró a Miami en el año 2003 y lanzó un popular programa vía streaming el cual “mezcló” la cultura y la música con la política.
Otaola, dice Político, “pasó de ser un votante de Obama a un evangelista de Trump.”
En declaraciones que diera Otaola a este prestigioso medio, explicó que Trump se volvió popular entre los latinos en el condado de Miami-Dade, debido a hechos factuales. Trump simboliza lo que ellos quieren ser.
Al ser muchos de ellos emigrados que llegaron a esta tierra sin nada, muchos literalmente sin un centavo en los bolsillos, la figura del millonario Trump, nieto de un inmigrante alemán llegado a los EE.UU. hace más de ocho décadas, es “sinónimo de prosperidad”.
“Estamos cansados de políticos que dicen las cosas de manera correcta pero hacen las cosas del modo incorrecto. Tenemos que cambiar, a quien no se exprese del modo correcto, pero hace las cosas del modo adecuado,” explicó el influencer.
La figura, y lo que representa Otaola entre los votantes hispanos en el Condado es tal, que Carlos Odio, quien dirige la firma de investigación de latinos demócratas Equis Labs, dijo a Político que se enteró de Otaola de manera orgánica en un grupo de enfoque que estudiaba a los votantes hispanos, donde un participante lo mencionó.
Odio, afirma que Trump, que había perdido el apoyo cubanoamericano en 2016 en relación con otros republicanos, ha recuperado tanto del terreno perdido desde entonces que, si las elecciones de 2016 se hubieran celebrado en las condiciones actuales, habría sumado 90.000 votos netos a su margen total a nivel estatal de 112,911 sobre Clinton.
El experto afirma que este regreso de “los votantes viejos” a su fidelidad hacia Trump y del sentimiento despertado entre los recién llegados, se debe al influencer nacido en Camagüey y controversial hasta la pared de enfrente.
“El responsable de eso es Otaola. Si no existiera, no sé si verías el cambio de de la misma manera,” dijo Odio a Político.
Podrás quererlo u odiarlo, pero no hay dudas que la presencia y voz de Otaola en la comunidad de Miami cada día es más fuerte.
No siempre dirá lo correcto del modo más adecuado, pero muchos afirman que lo que dice lo dice de corazón, sin importarle que alguien pueda molestarse.
Si alguien sabe de eso es María Elvira Salazar, una mujer que aprendió y reconoció el poder de Otaola entre los votantes cubanos de Miami-Dade y a quien apeló ella, para aparecer ahora, en su nuevo intento de agarrar el puesto en el Congreso por el distrito 27, alejándose así del formato tradicional en la televisión.
Si María Elvira, esta vez sí, gana en su distrito, no lo duden que fue en gran medida gracias a este cubano, abiertamente gay, que un día soñó con un programa exitoso y arrancó, casi sin presupuesto, y hoy es “la voz” entre los cubanos de Miami-Dade.
Repito: podrá gustarle o no, pero es así de sencillo; y algún día, alguien debería estudiar “el fenómeno” que algunos llaman ya “Otaolismo”.
