Tras la polémica generada en redes sociales por el presunto cambio que sufriría el Jazz Café en La Habana, que presuntamente iba a ser una Tienda de Moneda Libremente Convertible (MLC), el castrismo decidió dar marcha atrás a la decisión tras el “lío” que se armó y ahora el local seguirá siendo, al menos por ahora, para lo que se pensó desde un principio.
Una fuente informó a Cubanos por el Mundo que alguien “de arriba” emitió una orden a la gerencia del Jazz Café para que diera marcha atrás a la decisión de convertirlo en una tienda MLC, que tanto rechazo han generado dentro del pueblo cubano.
“El Jazz Café lo repararon el verano pasado por el 500 y a los mismos trabajadores les dijeron que lo iban a poner en MLC pero hoy les dijeron que alguien de arriba llamó a la gerencia y dieron marcha atrás porque se había armado mucho lío en las redes sociales”, detalla la fuente.
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Esto fue confirmado también por el vicepresidente del Consejo de Administración Provincial de La Habana, Luis Carlos Góngora Domínguez, quien a través de sus redes sociales, negó, como si nunca hubiese existido la posibilidad, de cerrar el local y convertirlo en un comercio en dólares. “El Jazz Café no será un tienda MLC”, asegura el castrista.
“A pesar de todas las publicaciones que lo afirman, el JAZZ CAFÉ seguirá siendo un lugar de la noche habanera, para los amantes de jazz y de la buena música cubana. Los operadores de ese emblemático espacio han asegurado que al concluir los trabajos de reparación en el mismo, comenzará su montaje y restablecimiento para el servicio al público”.
La polémica en torno al Jazz Café, ubicado en la Ave. 1ra. Esquina a Paseo, en el Vedado, comenzó a generarse el fin de semana. Varios usuarios se mostraron inmediatamente en contra de la decisión, alegando que dicho local es parte de la esencia de lo que es la verdadera Cuba.
Incluso el propio trovador cubano Frank Delgado, fustigó la decisión en su cuenta de Facebook. “Estoy muy triste. El Jazz Café era ideal para el peregrinar de las noches habaneras. No hacía falta tener la programación. Ibas y punto”, dice el cantautor, calificando la presunta decisión como una “traición”.
“Estoy seguro que los colegas que tocaban en ese lugar, por lo menos en una época, no lo hacían por dinero. El pago era un poco menos que miserable. El lugar era un baluarte que defendían a capa e instrumentos. No vivían del arte, vivían para el arte. Realmente estoy muy triste”.
Redacción Cubanos por el Mundo