No hay que desperdiciar nada, esa es la orden del castrismo en tiempos de crisis. En Granma la fábrica de almohadillas sanitarias Mathisa, está llevando a cabo una investigación junto con la Universidad de la provincia para ver como pueden darle uso a sus desechos y en el proceso ganar algo de dinero.
Luisa Alonso Rodríguez, directora de la empresa, indicó al diario oficialista La Demajagua, que los desechos que generan el proceso productivo de almohadillas sanitarias podrían ser reciclados para darle otro uso comercial, pero aún no saben como. “En el reciclado de este tenemos cifradas las esperanzas para incorporar nuevos productos a nuestra cartera, generar ingresos a nuestra empresa y desarrollar la provincia”, explicó.
El desecho actualmente se vende como relleno de industrias locales, pero al parecer no genera las ganancias que aspira la fábrica castrista, por lo que está pensando como sacarle mayor provecho. “Mathisa se inserta en la estrategia económica y social que ha razado el país sobre todo en la sustitución e importaciones, la confección de almohadillas sanitarias y productos como la gasa y el algodón, destinados al sector de la salud de la zona oriental”.
Esta es la única empresa que produce almohadillas sanitarias en Cuba, razón por la que el producto es tan demandado entre las mujeres del país y mismo que escasea desde hace varios años. En el país existen solo tres fábricas, una ubicada en la capital, que abastece a la región Occidental; otra en Sancti Spíritus, para el Centro, y la de Bayamo encargada del Oriente.
Trapos en vez de almohadillas sanitarias
A principios de año se informó que la escasez de almohadilla sanitarias era tan grande en Cuba que las mujeres debían usar trapos a manera de sustitución, ya que no se les estaba garantizado en producto mensual. En Santiago de Cuba, se podían ver los pedazos de tela colgando al sol, luego de ser lavados tras su uso.
El portal CubaNet en ese momento informó que la últimas vez que las cubanas lograron adquirir las llamadas “íntimas” sin tantos problemas, fue en noviembre de 2019. Algunas de las cubanas informaron que las escasez vino “de golpe”.
“Ya yo no veo la menstruación pero mi hija sí, y este mes ha sido la mundial con las íntimas. Cuando le cayó salí para la calle como una loca a pedir, y una amiga me prestó un paquete hasta que yo consiguiera”, dice una santiaguera.
Redacción Cubanos por el Mundo