“Me metí en Gobierno, en Vivienda para ver si me ayudaban pero nada, estoy sola”, esa es la declaración de Arisleidi Lobaina Piñera, una guantanamera que vive en la miseria junto con su padre, que sufre de retraso mental y ceguera y su hija también invidente, detallando que a pesar de la situación tan precaria no consigue ayuda del llamado régimen ‘socialista’ de Cuba, ese que en su instauración en 1959 prometió erradicar la promesa en el país y trabajar por el beneficios del pueblo, pero ambos conceptos pasaron a ser las mentiras más grandes de Fidel Castro y su combo.
Pero no solo su condición familiar es alarmante. Su casa también está en condiciones deplorables. “Pasó el ciclón y me desbarató mi casa, yo tenía una casita y me la desbarato entonces yo armé esto”, señala al portal CubaNet. Su vivienda, es un armazón de diferentes objetos, que van desde pedazos de madera, pasando por láminas de zinc y trozos de bolas y tela. “No tenía donde meterme, entonces armé esto aquí hasta que ver que podía hacer”.
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Asegura que su “vivienda” la construyó con esfuerzo propio, ya que el régimen socialista de Cuba no le brindó ningún tipo de apoyo. “Para bañarme tengo que esperar a que llegue la noche para que nadie me vea”, afirma. Desde que el huracán Matthew azotó Cuba en el año 2016, las autoridades de Guantánamo se han desentendido de su situación, pese a tener dos impedidos físicos bajo su cuidado.
“Yo paso trabajo, vendiendo cositas que me da la gente para que yo resuelva ya arreglando uñas para ver si podemos mantenernos. Mi papá lo único que tienen es una chequera de 217 pesos pero en resumidas cuentas se va en medicamentos, porque tiene uno que le vale 27 pesos y el otro vale 21,50”.
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En reiteradas ocasiones se ha entrevistado con las autoridades del régimen socialista de Cuba, detallando su situación pero la respuesta ha sido la misma. “No puedo trabajar porque no puedo dejarlo solo, la hembra está ciega y él también. Me dijeron que eso lleva un proceso (la ayuda) que no se podía, que no había materiales, que no me pueden ayudar”.
La última vez que acudió a una institución castrista fue hace dos meses, pero desde que Matthew le destrozó su vivienda, ningún funcionario castrista se ha aparecido por su nueva casa para ayudarla.
Redacción Cubanos por el Mundo
