Miguel Díaz-Canel, quien ostenta el poder en Cuba gracias al dedo poderoso de Raúl Castro, pasó “por casualidad” por un acto totalmente espontáneo y para nada planificado que se llevó a cabo el domingo en el parque Benito Juárez de La Habana, donde participó porque como iba pasando, aprovechó y decidió dar unas palabritas para emocionar a los presentes, ojo, no fue planificado, él iba a visitar a un escolta suyo que estaba enfermo y por casualidad pasó por la manifestación.
De esa manera lo cuenta una cubana en Facebook llamada Leisam Rubio, quien nos realiza un resumen acertado sobre lo que fue la aparición del mandamás cubano en un nuevo show armado por el castrismo para dar a conocer un respaldo que sencillamente no existe ni existirá en Cuba, pues 60 años de mentiras son más que suficientes para que el pueblo, por lo menos el digno, no se preste para tal chapucería.
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Los puntos que tocó Díaz-Canel en Parque Benito Juárez fueron los siguientes:
- Revolución bonita
- La culpa no es de nosotros sino del imperio
- En Cuba no existe represión y la policía vigila a los disidentes es para cuidarlos del COVID-19
- La culpa vuelve a ser del imperio
- La medicina pública es una “conquista social” así sea mala
- La culpa es de nuevo del imperio
- Viva Fidel aunque esté muerto e incinerado
Y aunque ustedes digan que es el mismo guion una y otra vez, déjenme decirle que están en lo cierto, el castrismo sigue encerrado y metido en un hueco del cual no quieren ni pretende salir, pues al parecer piensa que está dando resultado. ¿Concentraciones espontáneas? Eso en la Cuba comunista no existe. Para nadie es un secreto que en el país todo está controlado y medido por el castrismo, así que este tipo de eventos son con un mero propósito, querer mostrar algo que no tienen.
“Como que lo del parque Trillo fue, que ya espontáneo, casi improvisado y él no quería ir, pero nada, que se emocionó y fue, al igual que este día, que estaba visitando a un escolta suyo enfermo y oyó a los jóvenes y nada, emocionado se acercó y que los otros no querían que se acercara, pero él cómo no lo iba a hacer para mostrarles su apoyo, y que ha sido casualidad que las dos veces fuera domingo y casi caía una lágrima de la emoción compartida”.
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Las jocosas palabras de la joven cubana nos da una descripción rápida, acertada y sencilla, de que el discurso de Díaz-Canel en Parque Benito está anclado a unos valores “revolucionarios” que ya no existen. El seguir culpando a los demás por los problemas que evidentemente pueden solucionar, prueba de ello son las tiendas en dólares, ya no es creíble ni sostenible, al menos, repito, para el cubano digno, ese que vive en carne propia las colas, la represión y la escasez.
A Díaz-Canel no le gustan las redes sociales
En medio de su discurso espontánea y para nada preparado, Díaz-Canel indicó que las redes sociales son “lo peor de lo peor (resumiendo)”, y que la represión que se evidencia en Internet no existe y la tildó de “falacia”.
“Y que AYER vio unas imágenes de una REPRESIÓN de una MANIFESTACIÓN en Estados Unidos donde un policía norteamericano mata salvajemente a “una persona de color negro de piel” DENTRO de una “perseguidora” (Cuba, único lugar en el mundo donde un coche de policía se nombra por lo que hace), le oprimen la garganta hasta matarlo con una rodilla. (No preguntaré en qué país vive, sino en qué mundo que ayer se enteró, y mal, del caso de George Floyd, este hombre tiene asesor)”.
Con los jóvenes estudiantes en el 50 aniversario de la FEEM #SomosCuba #SomosContinuidad pic.twitter.com/91w34BETgP
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) December 6, 2020
El mandamás no quiere clase sociales en Cuba, solo pobres y ellos ricos
Una de las cosas que más impacta en el discurso del mandamás cubanos es donde asegura que las personas que quieren un cambio político en Cuba es porque desean la instauración de las clases sociales en el país, además de querer acabar con los “logros” de la revolución como es la salud y la educación gratuita.
“Los anexionistas quieren un país donde haya una CLASE MEDIA que sea la que viva BIEN explotando a la MAYORÍA, que será el pueblo”. Al parecer, aquí Díaz-Canel llamó evidentemente “anexionistas” a sus compañeros revolucionarios, ya que son precisamente ellos quienes gozan de un estilo de vida de clase alta, paseando en yates y comiendo langostas, sino pregúntenle a Mariela Castro Espín o a los nietos de Fidel Castro.
Misma línea fue dibujada al instaurar las repudiadas tiendas en dólares, separando a los cubanos que reciben divisas con los que no.
Este ir y venir de Miguel Díaz-Canel es patético, mal planificado y aburrido, dejando en evidencia la total desconexión que tiene el castrismo con los cubanos, pese a que los que se encontraban en Parque Benito aplaudieron como focas a las palabras del mandamás.
Redacción Cubanos por el Mundo
