Este jueves, falleció el primer bailarín cubano José Zamorano, una de las figuras más icónicas e históricas del Ballet Nacional de Cuba.
La prensa oficial no informó sobre la causa de la muerte del artista, que marcó un hito en la expresión artística cubana, siendo un paradigma para las generaciones de bailarines que lo sucedieron.
La compañía de baile Danza Acosta lamentó el fallecimiento del bailarín cubano José Zamorano, enviándole palabra de condolencias a su familia, seres queridos y a quienes admiraron sus cualidades para la expresión artística.
“Su elegante presencia escénica, su alto espíritu profesional, su gran sentido del humor, le permitieron moverse en un amplio registro interpretativo y le ganaron el cariño de sus compañeros de trabajo y del público que disfrutó cada una de sus actuaciones”,
escribió Acosta Danza en Facebook.
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El bailarín cubano nació en el año 1953 , en La Habana, donde inició a los 10 años sus estudios en la Escuela Nacional de Ballet en 1963, egresando en el año 1971, tras su formación en al que tuvo principal participación la maestra Ramona de Sáa y otros eminentes pedagogos, quienes le enseñaron en los principios técnicos éticos y estéticos de la escuela cubana de ballet.
Tras su graduación, José Zamorano se integró al elenco del Ballet Nacional de Cuba, donde compartió y estuvo bajo la guía de la bailarina Alicia Alonso, Fernando Alonso, Joaquín Banegas, Josefina Méndez y Azari Plisetski; desde ahí “dio inicio a una brillante carrera, que lo llevó en 1980 a la categoría de primer bailarín, con la que conquistó la admiración del público cubano y extranjero, en las giras que realizó por numerosos países”, reseña la prensa oficial.
El exponente protagonizó algunas obras clásicas de ballet como Giselle, El lago de los cisnes, La bella durmiente del bosque, Coppélia, Don Quijote, Cascanueces y La fille mal gardée, pero también danzó con creaciones contemporáneas como Canto Vital, El poema del fuego, Leda y el cisne, Evasión, La Cenicienta, Paso a tres y El jardín de las lilas, entre otras muchas. Compartió escenario con Alicia Alonso en varias oportunidades.
El artista continuó fortaleciendo su carrera, al obtener títulos de gran relevancia como el Diploma de Honor del Concurso Internacional de Ballet de Japón en 1976 y también estuvo bajo la mirada del mundo en conjuntos danzarios extranjeros, entre ellos el Ballet de Budapest, el Ballet de Bellas Artes de México, el Ballet del Teatro Teresa Carreño, de Venezuela; el Ballet de Cali, en Colombia, entre otros, donde obvuto críticas eogiables. En 1993 fue galardonado con la Distinción Por la Cultura Nacional.
“Al abandonar la escena como intérprete desarrolló una exitosa carrera como maestro, ensayador y maître, especialmente en Cuba y México”, puntualizó un medio oficial.
Redacción de Cubanos por el Mundo
