Cuesta creer que a estas alturas del partido desde la retórica oficialista haya quien abrace la teoría de que el régimen cubano alguna vez fue un “Papá Estado”, cuando en todo caso habría sido el más abusivo de los “protectores” impuestos a fuerza de cañón y jamás por decisión de los hijos cubanos. Un reciente artículo de la prensa oficial, firmado por el periodista José Alejandro Rodríguez, busca nuevamente abrazar esta justificación sobre las nuevas medidas, que según sus palabras, busca “poner a trabajar” a los hijos “malcriados”, que terminaban perjudicando a los “hijos” del buen sendero.
“Su paternalismo llegó al extremo de crear alrededor de la hacienda Cuba una cortina rompevientos amortiguadora de cuanto problema proviniera del exterior”, dice la nota firmada por Rodríguez en Juventud Rebelde, comentario distante de la cotidianidad del cubano, que no ha escapado del alza de precios, de la carencia de producción nacional, del éxodo masivo de sus familiares y la dependencia total de remesas enviadas por estos, los que abrieron la “cortina”, mucho más parecida a rejas de una prisión, buscando libertad.
El respeto que conserva Rodríguez en quienes alguna vez recibieron lecciones de periodismo, o incluso fueron en su defensa, lo hace admitir lo obvio: vienen tiempos difíciles para los cubanos. No obstante, la gran pregunta que podrían hacerse las últimas generaciones sería: ¿cuándo fueron fáciles? La inflación producto de las nuevas medidas, luego de décadas de satanización del dólar y la destrucción del sistema productivo local, traerá consigo complejidades para la dinámica de la familia cubana, acostumbrada moverse un río turbio de dificultades.

En resumen, lo que a simple vista pareciera tratarse de cuestionamientos con criterio, de oportuno reclamo y revisión de acciones, termina siendo – como todo en prensa oficial – un guiño revestido de crítica al modelo destructivo que termina golpeando a esos “más vulnerables”, como ha sido durante las últimas seis décadas. No existe posibilidad de que un “papá Estado”, supresor de libertades, permita el desarrollo económico de sus ciudadanos, estimule el emprendimiento o tan siquiera genere óptimas condiciones laborales, cuando sus bases están corroídas por la corrupción y la creencia de ser propietarios de la isla.
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Redacción Cubanos por el Mundo