Emilio Sánchez es especialista en lechón asado y esta cualidad viene de origen familiar, pues desde pequeño acompañaba a su tío Santos Quijarro a cuidar la parrilla para que la carne del lechón no se pasara y quedara perfecta.
Con el tiempo, Emilio también pasó a ser reconocido en su barrio, Pijirigua, por la forma en que hace los asados, y solicitan sus cualidades culinarias para fechas como cumpleaños, y celebraciones especiales como fin de año.
Emilio explica a Trabajadores, que es preciso que el cerdo esté bien adobado; tener carbón, y el horno o parrilla.
“Se pone a fuego lento, a veces hay que acelerarlo un poco, me gusta echarle a la candela algunas hojas de guayaba; el animal se tapa con hojas de plátano o una yagua. Hay que virarlo para que dore parejo. Uno no se puede impacientar, tampoco distraer mucho”, especifica.
El maestro explica que una de las cosas que más le gusta de preparar el lechón asado es compartir en familia, contemplar la alegría de los suyos y ver cómo se disputan los pedacitos de carne, lo que le recuerda a su tío Quijarro, que le dejó los secretos de uno de los platos preferidos por los cubanos, en cualquier tiempo, pero en especial el fin de año.
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Cada familia tiene sus propias tradiciones y formas de preparar el lechón asado, algunos lo preparan en púa, es decir en una vara expuesta directamente al fuego, con separación de solo unos centímetros, para que se facilite darle la vuelta hasta que esté listo.
Casi siempre que se realiza esa forma de cocinar el lechón, significa que la celebración es en grande, con bebidas y mucha tertulia.
El lechón asado es una exquisita preparación tradicional de la cocina cubana y el plato principal por excelencia en cada celebración en la isla, especialmente en fin de año.
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Redacción Cubanos por el Mundo