El castrismo, que desde hace años se ha dedicado a promocionar “productos” de la isla como destino turístico, para lo cual no han tenido siquiera reparos en incluir a las mujeres, más específicamente a las negras y mulatas, ahora, con la propagación del coronavirus, al Ministerio del Turismo, MINTUR, se le ha ocurrido promocionar la isla a los turistas añadiéndole los tradicionales ganchos del “mojito” y las “playas” un producto novedoso que aún está en fase de pruebas en la isla: la vacuna Soberana.
Ya sea la Soberana01 o la Soberana02, este mensaje invitando a los turistas a visitar Cuba y además prometiéndoles la oportunidad de vacunarse con la “vacuna soberana”, cuya efectividad y seguridad contra el coronavirus está en estudios, muestra lo decadente del lenguaje comunicacional cubano. Y más que eso: muestra la decadencia del castrismo, que le echa mano a cualquier cosa con tal de atraer turistas.
No les bastó con promocionar el Ron Havana Club para los borrachos; o el tabaco para los fumadores.
Pero como ya el alcoholismo y el humo han comenzado a considerarse muy negativos para la salud, el castrismo tiene que buscar nuevas fuentes de ingreso en divisa.
Aquí hay que acotar que ya tampoco les funciona eso de “destino seguro”, porque los atracos y las estafas a turistas en la isla son más que evidentes. Por citar un ejemplo fidedigno: en el polo turístico Cayo Largo del Sur, desde el año 2006 al año 2008, en el Hotel Isla del Sur y sus villas, todos los meses le robaban a turistas italianos principalmente dinero de sus cajas de seguridad. Saque la cuenta, digamos, a dos por mes, ¿cuántas estafas y robos, solo en ese hotel de Cuba?
En cuanto al video de marras, que ha dejado boquiabiertos a todos los cubanos que lo han visto, ya hablamos ayer.
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Esta desesperación de la cúpula castrista en encontrar, en medio de una crisis y un desordenamiento monetario que ha dejado al pueblo desesperado ante el alto costo de los productos, algo de lo cual sacar rédito, es cosa vieja.
Se les acabó la caña de azúcar. El níquel apenas puede extraerse de Moa. Los yacimientos de petróleos no acaban de rendir frutos. No hay oro tampoco; y de la zeolita ya ni se oye hablar.
Mientras, a la dictadura cubana, que le importa muy poco lo que piensen o sientan los isleños, lo único relevante en su mensaje turístico promocional es beneficiarse de las divisas de los extranjeros, en su intento desesperado por conseguir ingresos en dólares para cubrir sus propios intereses.
La única esperanza – si recordamos al difunto Coma Andante defendiendo a las mujeres que él mismo vendía prácticamente como prostitutas, diciendo que eran “las más cultas del planeta” – es que con esto de la vacuna Soberana, sustituyendo las mulatas y las fiestas (son y discoteca incluídos) – no suceda como con la droga; que ellos mismos autorizaron a pasar y que luego, ante el escándalo internacional, recurvaron y encontraron en el General Ochoa y otras cuatro cabezas, los presuntos “culpables” de un estupendo negocio con el que financiaron sus lujos y los de sus hijos. Los $50 mil usa en vestidos comprados en las tiendas de París para la infanta Mariela Castro así lo confirman.
Que nos quede además el consuelo de que la vacuna Soberana, si es que finalmente demuestra su eficacia, se aplique primero a los cubanos; y que luego se venda al extranjero, o al mejor postor. O aquel turista que quiera combinar la tríada de unas vacaciones supuestamente perfectas con “sol, mojito y soberana”
Redacción Cubanos por el Mundo