Más controles son más distorsiones, tal y como ocurre en Cienfuegos, Cuba con el poderío de los denominados “coleros” quienes han sabido hacerse de un lucrativo negocio en medio de la limitada oferta de alimentos y el bajo promedio de ingresos de los cubanos. Una reciente denuncia en la prensa oficialista, recoge el malestar de lo que es de conocimiento público por quienes salen a la calle a hacerse de alimentos y productos de primera necesidad pero quedan en la punta final de un interminable recorrido de coleros.
Es el testimonio de Esmeydis Álvarez Coguay, en Ciudad Nuclear de Cienfuegos, la representación del reclamo de cualquier cubano alrededor de la isla, que vive a diario el conflicto de los “coleros”, una figura generada en medio del abastecimiento de compradores en tiendas estatales que se harán de los productos de mayor demanda, en baja oferta, para revenderlos a precios exuberantes. Además, también se dedican a cobrar por marcar el puesto en la cola, gracias a que en Cuba, para los asuntos de real interés “no hay ley, ni orden”.
Y estos coleros se desplazan en grupo. Explica que al menos en Cienfuegos, el más relevante es el caso del punto de gas, donde permanecen al menos una decena de personas no relacionadas entre sí a efectos laborales, que consumen alcohol y que pernoctan a las afueras del punto de venta, haciéndose así de diez puestos en la cola que comenzaron ofertándose por 10 CUP pero ya rondan los 50, según explica la mujer. Como es de esperarse, esta situación ha generado grandes molestias, porque logran estar de primeros en las colas, así como quienes les pagan el puesto.
¿El resultado? Que si corrió con suerte y quedó como el décimo en la cola, en realidad estará de 40 o 50, dependiendo de los puestos que ya hayan logrado vender los coleros que hacen vida a las afueras de los puntos de venta. Insólitamente, ocurre porque termina siendo un “negocio” rentable que ronda los 3 mil CUP a la semana.
“Y lo mejor de todo es que esto no es secreto, lo sabemos todos lo que habitamos este paraje. Por tanto, asumo que las autoridades del territorio lo conozcan”, explica la mujer en el citado medio.
La situación con los coleros en Cuba responde a las limitaciones de venta de productos de primera necesidad del régimen cubano. Un país dependiente de la importación que raciona hasta el pan de cada día termina siendo propenso a estos fenómenos, además de que en su mayoría, denuncian complicidad entre coleros y trabajadores de entes estatales, pues el mercado negro termina siendo otra de las problemáticas del desvío de insumos.
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Redacción Cubanos por el Mundo
