Las Oficinas de registro de consumidores, Oficodas, en Santiago de Cuba se mantienen con una lista desactualizada de fe de vida de los cubanos desde hace años.
Lo que significa que en esa provincia, hasta los muertos siguen cogiendo los mandados y el régimen ni se entera.
Es que son ineficientes hasta para mantener el control en los asuntos de su conveniencia, porque debe ser el propio castrismo quien se encargue de constatar la vida y presencia de quienes busquen los mandados.
Sin embargo algunos cubanos han asistido a las Oficodas para dar de baja la libreta de abastecimiento de sus familiares fallecidos, privados de libertad o los que han salido del país.
El señor Juan, referido así para guardar su verdadera identidad, le contó al diario Sierra Maestra, que después de dos años de fallecida su esposa por cáncer de mama, acudió a la Oficina del Registro del Consumidor 1333, ubicada en la barriada de Santa Rosa, en el municipio cabecera de Santiago de Cuba, para dar de baja su libreta de abastecimiento.
El señor reconoció además que durante ese tiempo, al darse cuenta que podía seguir utilizando la libreta sin ninguna prohibición, continuó retirando sus mandados aprovechándose de esto para subsistir ante la crisis económica y alimenticia en la isla.
Causas similares alegan los isleños que acuden a las Oficodas del resto de Santiago de Cuba a dar de baja la libreta de sus familiares.
Esta se convierte en otra realidad del cubano y es que han aprovechado la libreta de sus familiares fallecidos como una necesidad para ayudarse a conseguir los alimentos y saciar el hambre en la que los tiene el castrismo.
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Por su parte, Ondina López Puente, la administradora de la Oficoda donde asistió el señor Juan, dijo que la oficina tiene más de 11 mil núcleos listados y es una de las que tiene mayor cantidad en Santiago de Cuba.
Aseguró que las personas están asistiendo a dar de baja a sus familiares, después que publicaron un cartel (mal escrito), amenazando con multas a quienes no acudieran a las Oficodas a retirar a sus familiares.
Pero realmente, depurar las listas es una tarea del castrismo que se podría realizar a través de algo sencillo, que para ellos ha sido imposible, como una efectiva comunicación entre el Registro Civil, Inmigración y Extranjería, la Dirección de Establecimientos Penitenciarios y las Oficodas, pero esto no ocurre.
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Redacción Cubanos por el Mundo