El monopolio de los envíos desde cualquier parte del mundo a la isla tiene las oficinas de Correos de Cuba con montañas y montañas de paquetes apilados, por el que inclusive su propio personal camina con dificultad mientras en sus residencias los cubanos se preguntan cuándo podrán recibir la encomienda de sus seres queridos.
Las gráficas en prensa oficial son plenamente descriptivas. Paquetes, sin la certeza de la fragilidad de lo que contengan, se encuentran apilados cubriendo casi en su totalidad las instalaciones de la oficina postal.
Recoge el diario oficialista Adelante, el testimonio de un cliente que se repite a lo largo y ancho de la geografía nacional. Desde 2020 aguarda de un paquete enviado por su hija desde Gran Canaria, que aunque se encuentra ya en el país, y específicamente ya en Camagüey, no logra saberse en cuál de esos sacos pueda encontrarse.
“Me lo entregarían en la casa, todavía lo estoy esperando y son medicamentos, algo que necesito. En noviembre, me realizar otro envío, que ya está en el Mariel, pero con 23 contenedores por delante en cola para abrirlo”, explicó la mujer.
Pero la compañía, que admite no estar en capacidades para asumir la cantidad de paquetes que arriban desde el extranjero y que vio su infraestructura desbordada en 2020 en medio de la pandemia por coronavirus, continúa teniendo el control total de las correspondencias a nivel nacional, incluyendo las facturas de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA).
La falta de condiciones en las oficinas se topa con la incapacidad de las unidades para trasladar los paquetes por la falta de asignación de combustible. Ejemplo de ello la oficina de Camagüey, preparada para procesar aproximadamente 2 mil bultos al mes y que solo al cierre de enero recibió cerca de 11 mil.
Correos de Cuba aseguró ya en el pasado que un paquete dentro de Cuba demora el mismo tiempo en llegar a su destino que el que tarda en llegar del extranjero. Seis meses es el tiempo mínimo que manejan de entrega, la mitad de ellos mientras logran colocarlo en su destino final.
Redacción Cubanos por el Mundo