El régimen cubano ha propuesto una gran pintada martiana como “Iniciativa” gubernamental para tapar en las redes la denuncia sobre el asalto a la vivienda de la activista Anyell Pérez, a la cual le pintorretearon la fachada de su vivienda de azul mientras afuera, militantes del Partido y maestras de sus tres hijos les hacían un acto de repudio al más puro estilo fascista. Dentro, los tres niños lloraban aterrorizados.
Sin embargo, mal, muy mal han hecho con sacar una imagen del escritor cubano Alex Pausides en un video. Este veterano funcionario de la literatura cubana es … ¡tremendo tronco de jinetero!
Sí, porque Alex, está casado con la española Aitana Alberti, hija del destacadísimo escritor español Rafael Alberti; una señora muy mayor para él, que él ni la amaba ni le hacía caso, y a la cual jineteó descaradamente con intenciones muy claras.
Alex Pausides, de poesía endeble y tojosista, pero con una firmeza como revolucionario incuestionable nacido en Manzanillo, Granma, utilizó sin tapujo alguno a esta señora para “mejorar” económicamente y de paso para que le sacara a su hija ingeniera Asel, para España.
¡Tremendo camaján el Pausides este que ahora intenta convocarnos a una pintada martiana para contrarrestar el asalto a la vivienda de una mujer y el llanto de sus tres niños!
Pausides, que tenía todo un negocio familiar con esto de los eventos literarios en Cuba, para lo cual empleaba a su yerno como traductor – y agente del G-2 cubano – no parece el candidato ideal para que el castrismo convoque a esta “pintada martiana”.
Pausides no es martiano; y si seguimos la lógica castrista que el gobierno empleó contra Yotuel, es bueno aclarar algo. ¡Pausides sí que es un jinetero!
En los festivales literarios, ni caso le hacía a Aitana Alberti este hombre. Claro, no la amaba, la utilizaba para ganar prestancia y asegurarse beneficios dentro de la élite de la literatura.
La pobre Aitana, ya vieja y con bastón, andaba sola, mientras Pausides andaba con los miembros VIP, principalmente jovencitas escritoras mexicanas, entre las que destacó siempre Lina Zerón, mexicana, de cuestionable calidad literaria, pero punto fijo en los eventos organizados por Pausides.
Todo el gremio literario lo conocía, y sottovoce lamentaban el papel de Aitana, reducida a un instrumento para que Pausides fuera notorio y de paso, con Asel fuera del país, ingeniera, en España, y con “contactos”, le asegurara la vejez.
Ni falta le hacía. El gran objetivo de este hombre que ahora nos convoca a una pintada martiana, supuestamente para evocar a Martí, y no estamos ni en febrero ni en mayo, es que algún día fallezca, y él herede todo el capital de los Alberti.
Redacción Cubanos por el Mundo
