Tan cruel como quitarle a un niño su caramelo. Así ha sido la vida para los cubanos gracias a la revolución. Una publicación en el perfil del activista Luis Manuel Otero Alcántara, comentando cómo fue su infancia anhelando más que los envoltorios de los dulces que se conseguía en el piso, abrió la puerta de difíciles recuerdos infantiles de quienes se levantaron en la isla.
“¿La mina de nuestros preciados tesoros? La suerte y mirar para el piso de la calle que muchas veces te regalaba el más escandaloso y colorido ‘paquete de chocolate’, el cual guardabas junto al fantasmal olor de aquel chocolate cuya única probada era olvidar la frase “lo del piso no se come”. Un día de mucha suerte tu lengua se sorprendía con una migaja en algún borde del paquete de chocolate”, escribió Otero Alcántara en su publicación que acompañó con dos dibujos en acuarela de aquel recuerdo.
Ese relato abrió la puerta del recuerdo, esos momentos que quizás como mecanismo de defensa, muchos cubanos intentan bloquear, pero están presentes a lo largo de su vida. “Te contaré q yo vivía detrás de los edificios ruso, así le decían. Y lo más preciado era encontrar alguna botella o lata de la marca Coca-Cola…mi escuela quedaba al lado de los basureros; después de 4 y 15 todos íbamos a buscar tesoros en la basura…era la primaria y no habían llegado los 90 …así que Cuba es un eterno periodo especial”, comentó Maite Torres.
Los comentarios de los cubanos sobre cómo llenaban libros de envoltorios, son unos más desgarradores que otros. Algunos agradeciendo haber emigrado sin olvidar lo que vivieron, otros lamentando que el presente para sus hijos no sea muy diferente.
“Es muy triste tener esos recuerdos y más triste ver qué después de tantos años seguimos aún peor y lo sufrimos ahora esta generación porque a nuestros hijos, no los podemos ver saboreando de ninguna confitura ni tan siquiera el naylito para poder guardarlo”, dijo Yoana González.
Agrega Yilien Díaz: “Nuestra infancia fue así. Y recuerdo que nos reuníamos varios con nuestro álbum de papelitos, para ver quien tenía más o para negociar en caso que tuviésemos algunos repetidos. Y era lo “máximo” como decimos los cubanos, sin darnos cuenta que para la dictadura éramos lo mínimo”.
Con la apertura de las tiendas en dólares en Cuba, la prensa oficial admitió el reclamo de padres cubanos para colocar las golosinas y dulces en sitios donde no puedan ser apreciados por los pequeños, en vista de que al asistir a las tiendas lloran pidiendo probarlas aún cuando estas no pueden ser pagadas por ellos.
“Sugieren se valore la posibilidad de cambiar de lugar las confituras visibles a través de la cristalería que da para esta última arteria y colocar otro producto, porque llaman mucho la atención de los niños”, rezaba la misiva en la sección de ‘Instantáneas’ del periódico oficialista ‘Venceremos’.
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Redacción Cubanos por el Mundo.
