El castrismo pidió apoyo a los transportistas privados para que trasladen la mercancía de Acopio hasta los centros de distribución, luego de años en que han vivido marginados, casi que al filo de la ley.
La dictadura ahora sí toma en cuenta a los transportistas del sector privado, luego de décadas de aislamiento y etiquetarlos en no pocos espacios de los medios de comunicación de “macetas”, “pequeños burgueses”, y sin siquiera ofrecerles beneficios para adquirir combustible o piezas de repuesto a precios mayoristas, con los que pudieran trabajar, ofrecer un servicio que además es un bien social, y así ganarse la vida.
En Cienfuegos, los transportistas privados ya prestan servicios a Acopio, y el castrismo asegura que esto forma parte de uno de los cambios de comercialización ante la próxima aprobación de una nueva ley.
El director de la empresa de Acopio en Cienfuegos, Yankiet Echevarria Castellanos declaró a Canal Caribe sobre la nueva modalidad, explicando que todos los participantes del proceso de comercialización seguirán en el proyecto de distribución de alimentos.
El funcionario, además, reconoció que la empresa de Acopio ha tenido ineficiencias acumuladas durante años en el territorio.
“Y eso va a permitir la incorporación de una nueva forma de gestión estatal, formas productivas directas, productores directos, empresas agropecuarias directas, la estructura de precios es la misma para todos los actores”, expresó.
Sin embargo, no dijo mucho sobre la medida desesperada del régimen de acudir al sector privado, porque no tienen transporte para distribuir su mercancía.
El sector de transportistas privados, después de sufrir las ofensas de la dictadura cubana que no les ha permitido ni tener acceso a las piezas de repuesto y son víctimas de precios escandalosos en las contribuciones tributarias, ahora tienen que asumir responsabilidades del régimen de distribuir la mercancía al pueblo.
Estos “enemigos del socialismo”, se convierten ahora de modo “experimental”, en Cienfuegos, en la tabla de salvación a la que acuden las autoridades para poder distribuir entre la población la poca mercancía que se produce en los campos.
Como reza un viejo refrán en la isla que ahora le pinta de perillas a esta nueva relación entre los transportistas privados y la dictadura: “La gente se acuerda de Santa Bárbara cuando truena”
Redacción Cubanos por el Mundo
