En la provincia de Las Tunas inició una nueva política de comercialización de productos agropecuarios que les permite vender a los productores a través de un “mercado de libre concurrencia” en el que no participa Acopio.
Este proyecto “legaliza” los kioscos para la venta de productos agrícolas, pero con un límite de precio, controlado por el régimen, para cada uno. Esto permitiría la venta ambulante de frutas y hortalizas, para los que tienen licencia, aunque estos han sido víctimas en los últimos meses de multas del régimen.
A través del programa radiotelevisivo Alto y claro, el delegado del Ministerio de la Agricultura (Minagri) en Las Tunas, Yoel Martínez Varga, indicó que con esta medida, no será obligatorio que los cultivadores pasen sus productos por Acopio.
Aclaró que solo será necesaria la firma de un contrato entre el productor y el comprador estatal que garantice los requerimientos de las instituciones sociales.
Si la dictadura cumple esta política, se eliminaría la cadena de venta que implicaba a Acopio, que en muchas oportunidades hace que los campesinos pierdan sus productos por su ineficiencia. Además que eso podría permitir mayores ganancias, ante la quiebra en la que se encuentran los productores actualmente.
Manifestó que con un “mercado de libre concurrencia” aumentaría la cantidad de personas que vendan viandas y alimentos. Sin embargo, hay que esperar para ver si en esta oportunidad no se trata solo de una promesa castrista, que ofrece alimentos, pero realmente tiene a los cubanos con hambre.
Por su parte, el director de Finanzas del régimen en Las Tunas, Ernesto Cruz Reyes, expresó que todos los productos tendrán un precio establecido por la dictadura y los vendedores que lo irrespeten recibirán multas y les decomisarán la mercancía, pero esta puede ser un arma de doble filo, porque al régimen cubano le gusta multar para beneficiarse de los ingresos de los isleños trabajadores, y no sería de extrañarse que próximamente comiencen a aplicar multas sin fundamento.
Otro punto importante es que los vendedores no se salvarán de pagar altos impuestos por venta.
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Ante esta nueva política, los cubanos exigen mejores precios, porque para nadie es un secreto que el sueldo no alcanza para las necesidades básicas y los cubanos hacen lo que pueden para llevar la comida a sus casas.
Por su parte, los vendedores también piden mejores condiciones y que sean más permisivos para que les dejen desarrollar su pequeño emprendimiento.
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Redacción Cubanos por el Mundo