Familiares de los presos de la cárcel de Kilo 8 en Camagüey denunciaron que los reclusos están enfrentando una grave escases de alimentos y contagios por COVID-19.
La esposa del preso político Leoncio Rodríguez Ponce contó un poco sobre la situación que viven los presos de Kilo 8.
Mirtha Díaz Rivero, le dijo a CubaNet que su esposo fue diagnosticado con COVID-19 en el mes de marzo y estuvo en tratamiento durante 12 días.
Además denunció que los responsables de los contagios en las prisiones en Camagüey son los mismos funcionarios que trabajan en las cárceles que no cumplen con los protocolos de bioseguridad y ponen en riesgo la vida de los presos, ya que ellos desde el año pasado están en aislamiento y no reciben visitas de parte de sus familiares.
Otro factor que mantiene a los presos muertos de hambre, es la escasez de alimentos en la que se encuentran y la dictadura no hace nada para garantizar la comida de los privados de libertad.
Mirtha Díaz explicó que desde hace meses, no le ha podido enviar alimentos y productos de aseo personal a su esposo, que les permitían entregar cada 45 días.
“En el mes de julio del pasado año fue la última bolsa de alimentación que pudieron recibir los reclusos de Kilo 8 que no son oriundos de la provincia de Camagüey ─según la dirección del penal─ por no contar con un transporte que traslade la ayuda desde sus provincias de origen hasta la prisión”, expresó.
Aseguró que los presos están atravesando situaciones muy complicadas porque aparte que están pasando hambre, las cárceles están colapsadas con los casos de COVID-19.
”Dan lástima todos. Se están muriendo de hambre. Imagina, con la crisis que vive el país, si acá en la calle es caótico para los que no tienen dólares, cómo será en las prisiones”, afirmó Mirtha.
Las cárceles cubanas no han podido llegar a la “normalidad” después del inicio de la COVID-19 porque cada vez que lo intentan, esto termina en rebrotes.
La situación de la escases de comida se ha empeorado porque aparte que el régimen no cubre las necesidades alimenticias en las cárceles, los familiares de los reos que están en otras provincias no han podido trasladarse por las restricciones de movilidad, para tratar de llevarles alimentos.
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Además de maltratos, hambre y fallecidos, los presos también son víctimas de censura, ya que cada vez que han tratado de denunciar las condiciones en las que los tienen, son castigados.
“A mi esposo le prohibieron usar el teléfono por un mes, pues había denunciado a movimientos de derechos humanos del país la mala alimentación que reciben y todo lo que pasa entorno a la COVID-19”, dijo la esposa del preso político.
Los familiares de los presos en Granma, Guantánamo y Camagüey también han denunciado que en las prisiones existen muchos casos de COVID-19 y estos no son contados en los informes del MINSAP.
Además revelan que dentro de las cárceles no aplican los protocolos indicados de salud y no aíslan correctamente a los infectados, lo que pone en riesgo la vida de los demás.
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Redacción Cubanos por el Mundo
