Reinaugurado en 2014, el Espromed Bio, laboratorio donde el régimen de Nicolás Maduro pretende fabricar la vacuna cubana Abdala, no trabaja con inmunizantes desde hace siete años, según informó el secretario de la Academia Nacional de Medicina en Venezuela, Huníades Urbina-Medina, quien es pediatra intensivista.
Este centro, que llegaría como reemplazo de la Planta Productora de Vacunas del Instituto Nacional de Higiene, jamás ha desarrollado vacunas, ni siquiera de las comunes para los niños, que se suponía era su razón de ser. “No han producido vacunas. Lo que se hacía era embazar algunos productos de sabrá Dios que procedencia”, explica el profesional venezolano, citado en un reporte del periodista Gustavo Ocando.
No en vano el propio ministro de Salud del régimen madurista, Carlos Alvarado, reconoció que el laboratorio necesita “ajustes” antes de comenzar cualquier proceso de fabricación de la vacuna cubana Abdala en Venezuela. Pero ante la opinión pública, la pobreza madurista es de ir tras más convenios, con sus aliados rusos y chinos, mientras rechaza la donación de Astrazeneca, por no estar dispuesto a “recibir limosnas”.
Desde Venezuela, profesionales de la salud alertaron que la vacuna cubana que pretende Nicolás Maduro fabricar en el país, Abdala, no califica como “verdadera vacuna” contra el coronavirus, según refirió la Academia Nacional de Médicos. Denuncian que, a la fecha, tanto Abdala como Soberana 02 corresponden a “productos experimentales”, que pretende el régimen madurista producir en los próximos meses, sin que se haya confirmado su efectividad.
“Ya hemos alertado que los productos cubanos no son verdaderas vacunas, sino productos experimentales de los cuales no se conoce su composición, seguridad, ni eficacia”, escribió la institución de médicos venezolanos mediante un comunicado, respondiendo al anuncio del pasado domingo en el que Nicolás Maduro informara a la opinión pública sobre las intenciones de producir al menos 2 millones de Abdala, propuesta cubana, como parte de un acuerdo de cooperación entre Cuba y Venezuela. Del convenio (alcance y costos) se desconocen detalles; se espera además que firme acuerdos con sus “socios” China y Rusia.
La fabricación en Venezuela de la vacuna cubana Abdala iniciaría entre los meses de agosto y septiembre, aunque ya en abril, el régimen madurista informó que ofrecerían a venezolanos como conejillos de indias para los experimentos de la vacuna, aun cuando la Academia de médicos venezolanos se oponía a ello.
No obstante, mientras Maduro continúa esperando por la vacuna cubana y la adquisición de Sputnik V, así como de Sinopharm es insuficiente, la Academia de Medicina en Venezuela urge por un plan nacional de vacunación contra el coronavirus, en momentos donde los casos se han incrementado, con especial fuerza en la capital suramericana. “Es urgente la necesidad de un plan nacional de vacunación contra la COVID-19 que sirva de soporte fundamental para todas las iniciativas que sean necesarias a fin de asegurar la inmunización de un estimado de 15 millones de venezolanos”.
El total de vacunas adquiridas por el régimen de Nicolás Maduro, tanto de Sputnik V como de Sinopharm, solo cubre con dificultad poco más del 1 por ciento de la población, que, sin censo actualizado, ronda los 30 millones de habitantes.
Redacción Cubanos por el Mundo