El hambre y la miseria en Cuba ha llevado a los cubanos al borde del hastío, al punto en el que entre ellos, ya poco se toleran y comprenden. En portal Juventud Rebelde informa sobre la queja de un cubano identificado como Sergio León Hernandez, quien denuncia las colas “anárquicas” para comprar comida que se forman frente a su casa en Centro Habana, La Habana, Cuba.
León Hernández informa que todo comenzó hace dos meses, cuando el régimen decidió abrir una tienda La Época a pocas cuadras. Si bien recuerda que la tienda no está tan cerca de su vivienda, la cola que hacen los cubanos para comprar alimentos es inmensa, llegando hasta el frente de la residencia.
Informa que, desde las cinco de la mañana hasta las siete de la noche, hay personas sentadas frente a la puerta de su casa, “perturbando la entrada y salida de sus residentes”
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“Sentados debajo de las ventanas de las viviendas, con tremendos escándalos, malas palabras y violando el sueño, la tranquilidad y privacidad de las familias. Ensuciando los frentes de las casas con latas de refrescos vacías, pomos, papeles llenos de grasa de pizzas, residuos de comida, envolturas de tamales y todo tipo de basura”.
Detalla que el temor que tiene es por el actual panorama epidemiológico que vive La Habana. Tantas personas aglomeradas frente a sus casa y la de sus vecinos en Centro Habana, es peligroso y eleva las posibilidades de contagio.
“Tenemos que cerrar puertas y ventanas con los calores que están haciendo. Y con los riesgos potenciales ocasionados por la cantidad de personas que 14 horas diarias invaden nuestras paredes, puertas y ventanas. ¿Nadie se dará cuenta del peligro que corremos con esa avalancha de personas a las puertas de nuestras casas?”
Si bien el cubano se queja de la cola que se origina en la tienda La Época, no menciona al verdadero responsable de esta situación, el régimen de Cuba. El desabastecimiento impulsado por el castrismo obliga a los cubanos a hacer extensas colas para comprar “algo” de comida, incluso en pleno brote de la COVID-19.
“¿Dónde están el respeto, la cordura? ¡Qué bonito molestar a los demás y ponerlos en riesgo, para tener las puertas y los alrededores de la tienda limpia y sin personas!”
Le recuerda a la policía que pueden organizar la cola por otra vía, que no perturbe a quienes viven en esa zona de Centro Habana, pero la realidad es que el castrismo necesita esconderlas.
“Yo no culpo a los que hacen la cola, los pobres, se pasan horas para comprar sus alimentos; si no a los que deciden a quien molestar de forma irrespetuosa y sin importar lo que opinen los demás. La cola la pueden poner por Galiano, frente a la tienda, que no hay viviendas; o por Concordia, al costado de la iglesia, que no hay casas, o por Neptuno, que tampoco las hay”.
Redacción Cubanos por el Mundo