Un periodista en la provincia de Ciego de Ávila reveló mediante conversación telefónica y bajo condición de anonimato, que a los miles de problemas con la situación con los alimentos en la provincia, la inflación provocada por el (des)ordenamiento, su bajo salario y “otros”, por estas semanas ha tenido que enfrentar además otro: la mala distribución del pan en el territorio.
E.P asegura que ha tenido que modificar sus horarios para poder adquirir el pan, pero que han sido dos o tres veces que por “suerte del destino” ha podido alcanzarlo.
“Simplemente no me alcanza el tiempo. Tengo que irme a trabajar”.
Dice haber llegado, luego de una jornada agotadora de trabajo, a ponerse a hacer una interminable cola para comprar el pan.
“A veces no alcanzo. Por suerte escapo con el almuerzo. Y si me toca ir a alguna cooperativa, ahí pongo el grito en el cielo de la felicidad, porque entonces comemos y traemos,” dice.
Luego recuerda que…
“Pero es verdad, hay días en que por la noche no me he podido comer ni un pedazo de pan, porque no alcancé”.
“Lo peor es que a veces tengo que cubrir noticias y yo digo, ¿pero por qué no se habla del pan? ¿de las colas? ¿de la mala distribución? Los días que me levanto más temprano, veo cientos de personas haciendo cola, en las tiendas, en las panaderías, porque la gente hace cola por cualquier cosa, es verdad, pero la mayoría de las veces es para conseguir algo qué comer.”
E.P dice que en el Telecentro “no se habla” del problema del pan.
Lo cierto es que este alimento, según lo visto en días pasados en el diario Invasor, no alcanza para cubrir la demanda de la población.
El director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de la Cadena Cubana del Pan, Javier Fernández Sorí afirmó que en el municipio cabecera se realizan 23 mil 602 panes, pero esta cifra es insuficiente para cubrir la demanda.
Asimismo aclaró que todo el pan que se produce no se vende directamente al pueblo, porque de esos tienen que sacar 13 mil 490 para las bodegas, 6 mil 912 se entregan a vendedores que las llevan a consejos populares determinados y a zonas en cuarentena, y 3 mil 200 a las cafeterías.
En el resto de municipios de Ciego de Ávila, la situación es más complicada porque casi todos, excepto Baraguá, Chambas y Morón, cuentan solo con una panadería para retirar el pan liberado, por este motivo, en esas zonas la producción rinde mucho menos, que en la capital provincial.
Visto así, además de que es insuficiente, no pocos se lo comen como venga, a pesar de su mala calidad y olor, que a veces trae, y que según los panaderos, se debe a la mala calidad de la harina importada. El régimen compra la más barata en la arena internacional, las mezcla, incluso añade extensores de cualquier cosa… el agua, a veces, es agua de mala calidad también.
“La gente que se mata por conseguir una barra de $10 pesos, ¿tú crees que están en eso? Si se enciman unos a otros, y se arriesgan a pescar la covid, ¿tú crees que se van a molestar por el sabor de un pan? Na, ¡el pan! Eso es lo que más le importa a la gente. Un pan con cualquier mierda es un almuerzo.”
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Redacción Cubanos por el Mundo