La odisea para comprar el gas en Cuba no termina, ni siquiera porque la situación con la COVID-19 es complicada y no debería haber aglomeraciones en la calle.
En Cienfuegos, los cubanos tienen que hacer colas desde el día anterior para poder comprar una balita, porque si llegan tarde no alcanzan y se regresan a sus casas con las manos vacías.
En las filas para comprar el gas, existe otra situación y es que la acumulación de personas es un factor de riesgo en estos tiempos en los que debería prevalecer el distanciamiento, pero no existe ningún ente castrista que se encargue del abastecimiento del gas y de esta manera solventar un poco la situación.
La venta de gas licuado había sido limitada, con la excusa de la COVID-19, mientras que muchas familias cubanas se quedan sin poder cocinar porque no les alcanzaba la balita el tiempo que la dictadura decide que debe rendirles , hasta que les permite volver a comprar.
“Las colas empezaban muy temprano, una de la tarde, para acceder al día siguiente; así no era posible”, dijo la señora Italis Suárez Suárez a 5 de Septiembre.
Los cubanos califican la necesidad de comprar el gas como una “misión imposible”, ante la cantidad de dificultades que deben atravesar en las colas para hacerlo.
Representantes de la dictadura aseguran que la situación ha mejorado en el punto de venta ubicado en Avenida 48 entre 63 y 65, conocido como Arizona, en Cienfuegos. Este es uno de los de mayor número de clientes en la ciudad de Cienfuegos, donde ahora reparten números desde el día anterior, para comprar en la siguiente jornada.
Sin embargo, los cubanos siguen exigiendo mayor orden y abastecimiento de gas licuado, ante la necesidad de este servicio que la dictadura mantiene con ineficiencia.
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Redacción Cubanos por el Mundo
