Los centros de aislamiento para coronavirus en Cuba, se han convertido en un referente de muerte, desidia y miseria dentro del desgastado sistema de salud. Esto ha hecho que las medicinas que se venden en el “mercado negro” disparen su valor, generando indignación y preocupación en los cubanos ya que muchos no tienen como acceder a ellas ¿por qué ocurre esto?
El portal Diario de Cuba detalla que los cubanos que son confirmados con coronavirus y enviados a centros de aislamiento, terminan falleciendo debido al agravamiento de los sistemas y al no recibir la atención adecuada.
Yoandra Hidalgo es testigo de eso, ya que esta cubana perdió a tres familiares en menos de 10 días.
“El Gobierno es culpable en tanto apeló a esos centros de aislamiento, mezclando a pacientes con síntomas de COVID junto a los que solo llegaban por sospecha. Luego de casi dos días esperando una ambulancia, finalmente se llevan a una de mis tías, que tenía síntomas. Pero llegó ya deshidratada y se tardaron casi dos días más en pasarle sueros porque no había. Falleció al quinto día. Algo similar ocurrió con mi abuela, que también se deshidrató en el hospital pues tampoco hubo sueros”, relata.
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Su tercer familiar, también una tía, murió luego de conocer a muerte de su hermana y su mamá. Su presión arterial se descompensó y le provocó un derrame cerebral que le causó la muerte.
“Ni siquiera se les pudo garantizar sueros a tiempo. Así que imaginemos otros medicamentos más complejos. Esa es la razón por la cual los cubanos están prefiriendo automedicarse y morirse en sus casas”, concluye.
Partiendo de esto es la razón por la que los medicamentos en el mercado negro de Cuba han comenzado a subir de precios a niveles exorbitantes.
Los cubanos están ocultando los síntomas de la COVID-19 y automedicándose con “amigos médicos” para evitar ser enviados a los centros de aislamiento donde seguramente terminarán muriendo.
“La escalada de casos diarios y las alarmantes cifras de fallecidos han hecho aumentar el miedo de las personas a recluirse en estos centros que, por otra parte, no dan abasto”, detalla Diario de Cuba.
La doctora Ana Teresa Figueroa, afirmó que Cuba no está produciendo medicinas ni insumos médicos. Tampoco hacen el esfuerzo para hacerlo.
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“No existen los recursos para garantizar una atención primaria tras el último rebrote, que se quintuplicó la cifra de contagios en el país y aceleró la cifra de muertes. Es lógico que las personas recurran a la automedicación y sus peligros, en este caso con Azitromicina, y al autoaislamiento”, acota Figueroa.
Los cubanos prefieren tomar Azitromicina, un fármaco que no está medicado para tratar la COVID-19, lo que ha hecho que su precio se dispare hasta los dos mil 500 pesos el blíster. Una cifra bastante alta teniendo en cuenta que el salario medio en Cuba es de entre dos mil 100 a tres mil pesos.
“Ni de milagro me puedo costear la Azitromicina en el mercado negro, y de mi casa solo muerto me pueden llevar a un centro de aislamiento. Esos lugares ya los relaciono con morirme”, afirma Eligio Muñoz Torres, profesor de Geografía jubilado.
Redacción Cubanos por el Mundo
