El régimen de Cuba culpa a los cubanos por el brote de la COVID-19 en el país, pero sus propios funcionarios violan las medidas instauradas. En Pinar del Río, un médico cubano que se encontraba en cuarentena luego de que su hijo diera positivo para la enfermedad, fue obligado a cumplir guardia en un hospital del municipio Consolación del Sur.
El activista Eduardo Díaz Fleitas, denuncia al portal CubaNet que el pasado 17 de agosto, el médico cubano Mario Luis Borges, fue convocado a presentarse en con carácter de urgencia en el policlínico de esa localidad, para cumplir con la guardia médica, pese a no haber cumplido los días correspondientes a su cuarentena.
Este centro de salud es el único policlínico en la localidad y presta servicio a más de 12 mil habitantes.
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El opositor detalla que el médico cubano trabaja en el consultorio 68 del km 4 de la carretera de San Andrés. Cuando fue citado, estaba en cuarentena luego de que su hijo había sido diagnosticado con la COVID-19.
La decisión de la dictadura viola por completo los protocolos de bioseguridad instaurados no solo en Cuba sino a nivel internacional, ya que el médico cubano podría ser un potencial agente transmisor de la COVID-19 y contagiar a los pacientes.
Cuba actualmente tiene su sistema hospitalario totalmente colapsado. El castrismo obliga a los médicos cubanos a atender pacientes con la COVID-19, dejando desamparados a aquellos con otras dolencias.
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Mientras esto ocurre, los médicos de la brigada Henry Reeve son enviados a “colaborar” a otros países del hemisferio y el mundo, además al interior del país los especialistas de casi todas las disciplinas fueron reubicados en funciones relativas a la pandemia
Redacción Cubanos por el Mundo