Un balsero cubano identificado como Miguel Mendoza, quien logró desembarcar en Cayo Hueso, específicamente en la emblemática boya que marca las 90 millas con Cuba, relató a Telemundo 51 como fue su viaje desde el momento de salir de la isla cárcel hasta pisar territorio estadounidense.
El cubano cuenta que durante varios meses comenzó a planificar su huida, por lo que estuvo construyendo una embarcación junto a otras 13 personas, 10 hombres y tres mujeres.
Luego de finalizada la construcción de la balsa, decidieron escapar, pero no fue fácil.
“Pusimos la balsa en el agua a las 10:30 de la noche y la empujamos por un río por siete horas”, cuenta que eso fue el 7 de septiembre cuando salieron por el municipio Mariel en la provincia Artemisa.
OTRAS NOTICIAS: “Pensaba que me iba a morir”: Balsero cubano relata su experiencia tras rescate (+VIDEO)
Una vez en el mar, encendieron el viejo motor que le habían colocado para arrancar a toda velocidad hasta la libertad. “Toda la travesía fue bien, teníamos agua, comida y chalecos salvavidas”.
A las 2:23 de la madrugada del día siguiente, lograron llegar al punto más sur de Estados Unidos, justo en la boya que marca las 90 millas de distancia con la isla de Cuba.
“Te digo algo, cuando entramos a Cayo Hueso era pellízcame, (decía) lo logré, lo logré … en ese momento no te da tiempo ni mirar, sabes que llegaste, mándate a correr”.
Los cubanos desembarcaron cerca de la boya y emprendieron la huida, pero a los pocos metros fueron interceptados por las autoridades. Las cámaras de seguridad grabaron su desembarco.
“Nos paran, se hablar inglés y explico que llegamos … y de Cayo Maratón nos hicieron los documentos pues pedimos asilo político y pasamos a Krome”.
Ahora Miguel Mendoza, quien residía en el municipio Arroyo Naranjo, de la provincia La Habana, deberá enfrentarse a un juicio de asilo político para poder quedarse de manera regular en EEUU.
RECOMENDADO: “Es una pesadilla que no termina”, dice madre de balsero cubano rescatado en el mar (+VIDEO)
“Para ser sincero, como está la política, la represión, la necesidad, el hambre. Nada de eso es mentira. Yo tengo 28 años y no puedo expresar lo que yo pienso, para que vivir oprimido”, dice mientras cuestiona lo ocurrido el pasado 11 de julio cuando “comenzaron las protestas y había que estar escondido para que la policía no te viera, ya eso no da más”.
Ahora está en Naples con algunos familiares. Afirma estar contento porque tuvo suerte.
“Estoy en el país de las libertades y sin miedo puedo caminar por la calle. Aunque sea una persona indocumentada estoy tranquila porque veo a la policía y no le tengo miedo”.
Detalla que no siente temor y que se siente muy libre, un sentimiento que no explica como es, ya que nunca lo había sentido antes.
“Sin temor a que nadie me diga, sin temor a la policía como muchas veces han hecho en Cuba, donde van a tu casa a intimidarte, yo vine para sentirme libre”.
Redacción Cubanos por el Mundo
