Un ex bailarín de Tropicana confiesa al medio argentino Teleshow que tuvo que prostituirse en Cuba para sobrevivir. Enrique Farres de 34 años, originario del Vedado habanero, contó los motivos por los que tuvo que vender su cuerpo a la corta edad de 17 años.
Luego de que la cubana Mavys Álvarez revelara que fue novia del fallecido Diego Armando Maradonna, cuando tenía solo 16 años, el relato de Farres surge como una nueva confirmación de la miseria que viven los cubanos y de los extremos a los que deben llegar para conseguir dinero.
“Llama la atención porque se trata de una figura famosa, pero lo de Diego Maradona y Mavys Álvarez es moneda corriente en Cuba. Yo lo veía en la escuela, dónde las chicas menores de edad terminaban con los extranjeros. Es tremendo, pero para nosotros no es ninguna novedad”.
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El ex bailarín de Tropicana tuvo que prostituirse
De acuerdo con Farres, conocido en el medio artístico como “Kiki”, decidió estudiar en la Escuela Nacional de Arte y recibió el apoyo de sus padres. Se graduó en el año 2006 y trabajó en varias entidades artísticas antes de lograr ingresar a Tropicana.
“Yo pensé: “¡Mi primer sueldo me lo gasto en viajes!”. Pero el salario era de 250 pesos cubanos, que equivalen a 10 dólares mensuales. El tema era que una botella de aceite costaba 2 dólares. ¡Todo se pasaba del límite!”.
Debido a los bajos sueldos, no discutibles con las entidades controladas por el régimen, surgió la oportunidad de interactuar con los turistas. Explicó que el régimen castigaba a los cubanos que interactúan con los extranjeros, pero eso no le impidió buscar la forma de generar ingresos adicionales.
“Había turistas a los que yo les daba clases de baile y que a veces me invitaban a salir a algún lugar, pero yo siempre tenía miedo de que me agarrara la policía”.
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Confesó que la primera vez que estuvo con una mujer por dinero fue a los 17 años. Aseguró que estaba trabajando cuando se presentó la oportunidad de “jinaterar”, como se conoce a las personas que ofrecen servicios sexuales a turistas.
“Cuando estás con una mujer mucho mayor que tú, que no te gusta pero con la que tienes que estar por dinero, te estás prostituyendo. Es decir, estás vendiendo tu cuerpo para poder darle de comer a tu familia. Y eso que yo hice, lamentablemente, no tiene otro nombre”.
Tratando de huir de Cuba
La familia de Farres no estaba al tanto de sus actividades con turistas. Se dedicó a proveer los recursos y poco a poco su salud mental se vio comprometida.
“Muchas veces, me estaba acostando con una persona veinte o treinta años más grande que yo. Era imposible que me gustara. Lo mismo le pasa a un hombre que a una mujer. Así que sentía asco, pero cerraba los ojos y pensaba en el dinero, en lo que me iban a comprar o en que me iban a sacar del país”.
En sus palabras los jineteros en la actualidad intercambian los favores sexuales por productos de primera necesidad o por cantidades módicas de dinero. Incluso dijo que cuando estaba con mujeres solía pedirles comida porque pasaba mucho tiempo sin comer.
Salió de Cuba la primera vez en una gira a República Dominica pero los engañaron al hospedarlos en un prostíbulo y con una paga de solo 25 dólares al mes. En ese momento decidió quedarse pero terminó necesitando ayuda de su madre para regresar a Cuba mediante papeleo.
“Terminé en Argentina gracias a una carta de invitación que me hizo una chica. Obviamente, tuvo que pagarle un montón de dinero al Estado y hacer un papeleo agotador, para que yo pudiera venir a este país”.
Actualmente Enrique Farres trabaja como bailarín en un restaurante cubano, da clases de baile y complementando con un empleo de chofer. Manifestó su alivio de vivir en ese país donde hay una gran comunidad de cubanos. Aunque extraña a sus familiares y legalmente podría visitarlos en Cuba, teme que le nieguen el ingreso o la salida.
Redacción Cubanos por el Mundo