Pese a que el trovador cubano Fernando Bécquer negó haber cometido abusos sexuales, han surgido detalles sobre la primera violación denunciada públicamente, los cuales fueron publicados a través del medio independiente “Tremenda Nota”.
La joven detalló que, para cuando fue cometido el abuso, ella solo había tenido un encuentro sexual, el cual no describió exactamente como una relación sexual, debido a que no pudo ver y experimentar; entonces, para ella el cantautor cubano se convirtió en su primera vez.
La víctima fue identificada como Ilena Brooks y dijo que todo ocurrió hace más de 10 años, cuando conoció al trovador como lo solían hacer otras adolescentes, en la peña de la Casona de Línea, en el Vedado.

Ilena tenía 15 años cuando se mudó para La Habana con su familia, procedente de Moa, en la provincia de Holguín. La joven describió el primer año en la capital como uno muy duro, por el proceso de adaptación.
“Yo era súper ingenua. Intentaba encajar haciéndome la friki, hacer lo que el grupo hacía. Era muy insegura, no confiaba mucho en mis padres. Estaba sola en la escuela. Pensaba: ‘eres oriental y estas aquí en La Habana’. Me creía muy fea. Me sentía muy mal con todo eso”
y fue entonces cuando la chica conoció a Fernando Bécquer.
Brooks menciona que, el apartamento al que el trovador la llevó, tenían la sensación de haberlo visitado antes con unas amigas, pues una de ellas salía con el también trovador Adrián Berazaín. En esa oportunidad, solo estuvieron en el sitio cantando.
Fernando Bécquer le decía a la chica que era muy afinada, por lo cual debido a su ingenuidad fue cayendo, pues considera que era un poco “cool” que el grupo la saludara, la conocieran, y la invitaran a sus conciertos.
“En uno de esos domingos Fernando se me acerca, me dice que yo tenía algo muy malo. Me preguntó cómo me sentía, si me pasaba algo. Me hablaba de una forma como si pudiera ver a través de mí. Me dijo que yo tenía una gitana mala. No recuerdo exactamente lo que decía sobre ella. Me dijo que me iba a hacer un trabajo, que me iba a ayudar para que pudiera avanzar en la vida”.
comentó.
En tal sentido, Bécquer la llevó a un apartamento en el Vedado, al que se podía ir caminando desde la Casona. Cuando la adolescente entró a la habitación dijo que pasó un susto, pues al llegar al sitio se percibía que algo estaba mal, ya que era un lugar oscuro, sin muebles y muy lúgubre, donde habían muchas cosas religiosas.
En la narración la mujer indica que, en una esquina había una especie de altar religioso a donde el trovador se agachó y comenzó a hablar sobre la supuesta gitana que ella tenía.
“Yo estaba agachada al lado de él mientras tiraba los caracoles. Me enseñó que si supuestamente caían tres para arriba, era ‘sí’ y tres para abajo, significaba ‘no’. Iba preguntando cosas en español y en un dialecto que yo no entendía. Primero les hacía preguntas que no eran agresivas, bastante normales, creo. No recuerdo exactamente qué tipo de preguntas. Ahora pienso que era como para que una entrara en confianza (…) Luego empezó a hablar consigo mismo, como con su santo y decía cosas como: ‘No, no, padre, eso no’. Volvía a tirar los caracoles y salía el supuesto ‘sí’ y volvía a negar una y otra vez, como que no le pidieran eso, que ‘eso’ él no lo podía hacer”.
reza la información en Tremenda Nota.
Ella describió que en realidad no sabía lo que podía pasar hasta que pasó. Reveló que, en ningún momento Fernando Bécquer la invitó al cuarto, como para evitar la señal de alarma, sin embargo, la fue conduciendo por el apartamento hasta llevarla al cuarto. Ella quedó sentada sobre la cama, mientras este le seguían hablando de la gitana y con su supuesto santo a quien presuntamente le negaba hacer los que le pedía.
La joven no puede recordar como fue que Fernando Bécquer terminó encima de ella, pero cuando lo notó, ya era inevitable y lo único que pidió fue que se protegiera y usara preservativo.
“Él decía que eso no era lo que pedía el santo. Se lo pedí con una voz que casi no me salió. Eso lo recuerdo como si fuera hoy”, dijo estremecida.
“Yo no sabía si decírselo o no, pero me parecía muy obvio lo que me iba a hacer. Entonces se detuvo un poco, pero después sí lo hizo. No me tocó ni nada, ni me besó, pero estaba muy cerca de mí. Yo sentía su mal aliento del tabaco. Me penetró sin protegerse”,
narró.

La joven menciona que debido a la rapidez en la que ocurrió todo, para ella no fue como cuando dos personas tienen sexo, pues de hecho, no se dio cuenta si este terminó o no, pero que hay cosas puntuales que no olvida, como la ropa que llevaba ese día, que estaba casi completamente vestida y que le dolió mucho, pues no llegó a excitarse.
Ilena tenía apenas 16 años cuando esto ocurrió y destaca que estaba muy asustada, pues además él le parecía un hombre desagradable físicamente y le daba mucho asco.
“Yo tenía los ojos cerrados. Puede que en algún momento le haya dicho que parara, que se quitara, que ya no quería. Nunca quise. Supongo que haya sido lo que sucedió, pero esa parte no la recuerdo. Quizás en el momento en el que me sentí ultrajada le dije eso, que se quitara y se detuvo inmediatamente, pero eso no lo recuerdo (…) La gente que no ha vivido ese trauma pensaría que uno diría: ‘No, no, ¡quítate!’ Y uno se va corriendo del lugar, pero en realidad lo que uno hace más bien es ceder y dejar que se termine. Uno sabe que eso que está pasando está mal, lo que le están haciendo está mal”,
dijo la muchacha.
Una vez que pudo salir del apartamento, en el camino la joven estaba llorando en shock y cuestionaba si lo que había hecho estaba bien o mal. “Uno no es estúpido, uno sabe que algo pasó, pero no logré conocer las implicaciones hasta que crecí y tuve una hija. Uno sabe que ella está expuesta a que le pasen ese tipo de cosas y hay que enseñarla desde chiquita muy bien para que sepa”, reveló.

Después de eso, la chica huía de él cuando lo veía y si él la saludaba y le preguntaba como estaba le decía que bien y que tenía novio, pero la realidad era que se sentía muy sola, sin embargo, su respuesta era así para evitar otro de sus “trabajos religiosos”
“Estando en la universidad me lo topé varias veces porque comenzó a frecuentar la beca del Isri (Instituto Superior de Relaciones Internacionales). Se llevaba con una muchacha de la beca que cantaba y ella iba mucho su apartamento. No sé qué tipo de historias pudieron tener. Ella nunca habló nada de eso”,
mencionó.
Desde la violación de Fernando Bécquer, Ilena está convencida que todo esto cambió para siempre su perspectiva sobre el sexo e incluso sentía que cualquier hombre que intentara conversar con ella, tenía intenciones sexuales y se cuestionaba por dejar que eso pasara.
La chica lamentó el trauma que ese evento le generó pues le costaba relacionarse con las personas.
Vale resaltar que, las denuncias anteriores contra Fernando Bécquer, fueron delitos relacionados a “abusos lascivos” y “ultraje sexual” según el Código Penal; sin embargo, lo relatado por esta joven si podría ser juzgado como una violación; siendo esta la primera denuncia pública de este tipo, la cual es más grave a la luz de las leyes vigentes.
Redacción de Cubanos por el Mundo