En las últimas horas, autoridades del régimen castrista informaron que La Habana se encuentra actualmente en el pico de la ola de contagios por la variante ómicron de la COVID-19.
Según el reporte de medios oficialistas, Luis Antonio Torres Íribar, primer secretario del Comité Central del Partido, indicó que durante las próximas semanas, podría darse la inmunidad de la población con el supuesto “avance” de la vacunación.
Asimismo, los funcionarios de la dictadura castrista declararon que “la epidemia está bajo control”, y que se mantiene al pie de la letra la observación de los protocolos sanitarios. Sin embargo, una cosa es lo que dicen ellos, y otra muy distinta es lo que se observa en las calles de Cuba.
Por su parte, el director provincial de Salud, Emilio Delgado Iznaga, señaló que la primera dosis de sus inventos vacunales se encuentra al 98,4 por ciento, en tanto que la inmunización de refuerzo permanece “al 105”.
Torres Íribar también instó a los órganos castristas a mantener el control de las medidas sanitarias establecidas con el fin de evitar que la pandemia se siga propagando por todo el territorio.
El COVID-19 golpea a una Cuba con hospitales destrozados
Desde el inicio de la pandemia en marzo 2020, ha quedado más que en evidencia el deplorable sistema de salud de Cuba. La situación más complicada se presenta en los hospitales, no solo de La Habana, sino de todo el país, pues ante el colapso y las desastrosas condiciones de los centros de salud, la vida de los cubanos ha venido pendiendo de un hilo.
A ello, se le suma la escasez de alimentos y medicamentos, todo provocado por las absurdas decisiones de la cúpula comunista.
Por si fuera poco, en vista de que su mal llamada “potencia médica” no pudo ante la enfermedad, la dictadura decidió abrir las fronteras en noviembre de 2021, pensando únicamente en los dólares de los viajeros. Posteriormente, y ante un nuevo descontrol de la COVID-19, implementaron nuevas restricciones para los turistas.
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Redacción de Cubanos por el Mundo
