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Revelan trama de espionaje iraní en Cuba y Venezuela, que involucra al copiloto que se cambió el rostro en La Habana (+FOTOS)

El sujeto fue identificado como Mohammad Khosraviragh, y sería copiloto de la aeronave de la aerolínea Emtrasur Cargo, filial de la estatal Conviasa

copiloto que se cambió el rostro en La Habana
Tras la denuncia del Presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, sobre el copiloto que se cambió el rostro en La Habana, han salido a la luz nuevos detalles de la trama de espionaje iraní en Cuba y Venezuela (Foto: composición CPEM)

Tras la denuncia del Presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, sobre el copiloto que se cambió el rostro en La Habana, han salido a la luz nuevos detalles.

El mandatario sostiene que “gran parte” de la tripulación venezolano-iraní del avión varado en Argentina desde el 6 de junio, tiene nexos con el terrorismo internacional.

Uno de ellos, se sometió a una cirugía plástica para cambiarse el rostro en Cuba, habría denunciado Abdo Benítez, en declaraciones a periodistas.

El sujeto fue identificado como Mohammad Khosraviragh, y sería copiloto de la aeronave de la aerolínea Emtrasur Cargo, filial de la estatal Conviasa.

Desde el 6 de junio, ese avión permanece retenido en Ezeiza, una ciudad administrativa del Gran Buenos Aires, por los presuntos vínculos de la tripulación con el terrorismo internacional.

Según revela el medio Infobae, el verdadero apellido del copiloto es “Khosrviragh”, y tendría 39 años de edad.

Buenos Aires estaría confirmando si Khosraviragh y Khosrviragh, quien pertenece a la inteligencia iraní, serían la misma persona.

De ser así, estamos hablando de “un alto cargo de la Fuerza Quds de Irán quien trabajó muy cerca del asesinado general Qassem Soleimani y que estaba a cargo de ´las fuerzas especiales externas´ como las que actúan en Cuba y Venezuela”, dice la fuente.

Trama de espionaje iraní en Cuba y Venezuela
Fortalecer una alianza con el antiguo “eje bolivariano” y “contrarrestar el lazo con Estados Unidos”, sería la intención del entonces presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, asiduo visitante de América Latina.

Una investigación a la cual tuvo acceso Cubanos por el Mundo, asegura que Ahmadineyad viajó nueve veces al continente americano durante su mandato.

“Siempre con escala en Venezuela con tramos a Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador y Nicaragua”, refiere Adnamerica.

Uno de estos viajes fue, precisamente el 13 de enero de 2012, cuando se reunió en La Habana, con un convaleciente y deteriorado Fidel Castro.

El líder iraní, que iba rumbo a Ecuador, dijo a la prensa que el dictador seguía “con detalle” toda la realidad regional e internacional.

“Ha sido motivo de gran alegría para mi ver al comandante Fidel sano y salvo”, dijo Ahmadineyad, reseñaron medios peruanos.

Ahmadineyad fue presidente de Irán desde el 3 de agosto de 2005 hasta el 3 de agosto de 2013, etapa que le sirvió para ganar amigos en Latinoamérica.

Irán y Venezuela ya tenían una relación desde la fundación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

“Si bien existía una larga relación venezolano-iraní de la fundación de la OPEP en los sesenta y de relación ideológica con el castrismo cubano desde los ochenta, fue el chavismo la puerta que aprovechó Irán para entrar a un terreno hasta entonces desconocido para el shiísmo persa”, dice la fuente.

“Lo que sembró Chavez es mas grande que cualquier imperio, la solidaridad de los pueblos es posible“, dijo en Caracas el dignatario, de ideología islamista conservadora.

A la salida de Ahmadinejad del poder, Teherán, Caracas y La Habana, regímenes marcadamente populistas, mantenían estrechas relaciones.

Los primeros aportaban petróleo y Cuba tenía azúcar. La isla comunista necesita de ellos para financiar compras “clandestinas”, el lavado de dinero y la financiación a través de comercio híbrido (lícito/ilícito), agrega Infobae.

Las indagaciones revelan que el partido libanés Hezbollah, creado y financiado por la Guardia Revolucionaria iraní también tiene participación.

Esta organización realiza operaciones comerciales y militares en Venezuela y tiene una base de operaciones en la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay.

“Los tres países mantienen regímenes represivos que se apoyan en muy fuertes estructuras de espionaje”, dice la investigación.

La Habana y Teherán se apoyaron mutuamente. Así sucedió, por ejemplo, tras las protestas multitudinarias del 11 de julio de 2021 en Cuba.

“El vocero de la cancillería iraní, Saeed Khatibzadeh, consideró al bloqueo norteamericano la raíz de todos los problemas económicos cubanos y criticó su propósito de provocar descontento en la población”, reseña la estatal Prensa Latina.

Cuba le habría devuelto el favor a Irán, tras las sucesivas represiones por los fraudes electorales en la nación persa.

La trama de espionaje iraní en Cuba se ejemplifica también en la cooperación en materia de defensa e inteligencia.

La profesora Marzia Giambertoni de Brown University, en Providence, señala que “los cubanos tienen un servicio de inteligencia muy conocido y capaz sobre el terreno que puede proporcionar acceso, información y apoyo a otros que también tienen intereses similares como Irán, Venezuela y otras naciones hostiles a Estados Unidos”.

El régimen cubano ha perdurado durante más de 60 años, en gran medida por su férreo control a la disidencia interna y los rivales externos.

Esto es posible por sus servicios de inteligencia, que le permiten consolidar el dominio político, entiéndase el llamado “G-2”

Esta dirección de Inteligencia cubana fue armada y entrenada por la KGB soviética y la Stasi, el Ministerio de Seguridad del Estado de la ex Alemania Oriental, las agencias de inteligencia más fuertes del bloque socialista durante la Guerra Fría.

La G-2 también tiene tentáculos en el exterior, donde apoya a los grupos insurgentes marxistas en América latina, y acompaña las intervenciones militares cubanas en África y otros conflictos de la Guerra Fría.

El caso más reciente es el del ex guerrillero Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en Colombia, que confesó el apoyo de la dictadura castrista.

El G-2, tras la ascensión al poder de Hugo Chávez, penetró todas las estructuras de poder en Venezuela.

Agentes cubanos purgaron la inteligencia venezolana de funcionarios contrarios al régimen y crearon las Fuerzas de Acción Especial (FAES), para eliminar disidentes.

La investigación que resume hoy Cubanos por el Mundo, asegura que en La Habana, el poder en las sombras de la relación cubano-iraní está protagonizado por el argentino Edgardo Rubén “Soheil” Assad.

Se trataría de “un viejo conocido de los servicios de inteligencia de todo el continente, quien fuera ´discípulo´ de Mohsen Rabbani, el clérigo iraní implicado en el atentado de 1994 contra el centro cultural judío AMIA de Buenos Aires, en el que murieron 85 personas”

Edgardo Rubén ha sido calificado como “embajador en jefe informal de Irán para América Latina”.

Tras los episodios del avión con tripulación venezolano-iraní que permanece varado en Argentina, volvió a escucharse el nombre de Soheil Assad.

El líder de la comunidad shiíta cubana donde viven alrededor de 80 personas, dirige un “instituto cultural” Al Mostafa, para latinoamericanos aspirantes a clérigos islámicos, que es considerado un “centro de reclutamiento y operaciones de inteligencia iraní en la región”.

En esta red se mueven los agentes especiales iraníes que viajan permanentemente entre La Habana y Caracas, donde luego toman algunos de los dos vuelos semanales de Mahan Air a Teherán.

Por aquí pudo haber ingresado Mohammad Khosraviragh, el copiloto que se cambió el rostro en La Habana y que permanece retenido en Argentina.

Redacción Cubanos por el Mundo, con información de Infobae y Adnamerica

Written by Redacción CPEM

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