Otra periodista de la “continuidad” arribó a Estados Unidos, dejando atrás un pasado muy comprometido con el régimen castrista.
Se llama Yeter Palmero Ramallo, pero optó por cambiarse la inicial de su nombre y “limpiar” de comunismo algunas de sus redes sociales.
Lo cierto es que sus ex compañeros de Televisión Camagüey, el canal estatal de esa provincia, pareciera que no la extrañan, más bien agradecen su partida.
Uno de ellos advirtió en redes sociales: “¿Se acuerdan el acto de reafirmación revolucionaria cuando el 11J? Busquen las fotos para que ven cuántos quedan”
La mayoría la describe como una persona arribista, que perseguía las coberturas de “primer nivel”, para codearse y estar cerca de los dirigentes del Partido Comunista (PCC).
“La más comunista de todas”, “Detrás de un extremista, hay un oportunista” o “¿Qué habrá hecho con el carnet del Partido?”, son algunos comentarios sobre su inesperado exilio.
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Una persona cercana al Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) que no quiso revelar su identidad, comunicó a nuestra redacción que la reportera dejaba malas vibras a su paso.
“Fue capaz de troncharle la misión internacional a un colega del telecentro. El ICRT optó por darle esa oportunidad a un corresponsal de otra provincia, después de la bronca que ella armó”, dijo.
“La revolución pierde a sus mejores hijos”
Así dice, a modo de ironía, otro de los comentarios que pueden leerse en una publicación en Facebook, a la cual tuvo acceso Cubanos por el Mundo.
La repercusión que ha tenido la partida de esta ferviente comunista llama la atención a muchos, por su profunda devoción hacia el dictador Fidel Castro.
Una publicación en su blog Nuestros Senderos, fechada el 28 de noviembre de 2016, a dos días de la muerte de Castro, habla del amor infinito hacia él.
“Crecí escuchando los discursos de Fidel y las anécdotas de mis padres. Mi abuelo llevó alimentos y medicinas a la Sierra Maestra en 1958 como ayuda al Ejército Rebelde y admiraba indescriptiblemente al Comandante. Esa visión la trasmitió a sus 8 hijos y esa sabia llegó a mí de un modo tan natural que hablar de Fidel en casa se hizo habitual y espontáneo”
La rebautizada Jeter agradecía en esa nota a la revolución cubana, que habría permitido la educación de sus parientes de origen campesino, y lamentaba al mismo tiempo el deceso del tirano.
“Eran pobres de este pueblo que alcanzaron sus sueños tras un proceso que dignificó a los humildes y que se hizo para los humildes. Mi madre Licenciada en Enfermería es fidelista 100%”, agregó.
Más adelante se enorgullecía de ser periodista en Televisión Camagüey “sin necesidad de ingresos altos o provenir de cuna rica”.
“Siempre vi a Fidel como un padre. Me he deleitado escuchando sus enseñanzas y viendo la cubanía que le destaca como único e irrepetible”, expresó.
Su bitácora personal, la cual no ha sido eliminada todavía, es un reflejo del comunismo que le corre por las venas, al igual que sus publicaciones en otras redes sociales.
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En esta plataforma se pueden leer artículos de marcada tendencia izquierdista y socialista, como el titulado “Una partida sin adiós definitivo: Gracias Fidel”, a modo de nota necrológica, donde deja entrever aquel cristianismo anterior que practicaba la joven Yeter, al parecer solo de palabra.
“Ruego porque en los momentos finales le haya recibido Cristo con las palabras que se dicen a los justos ´Ven, buen siervo fiel y entra en el gozo de tu Señor”, dice uno de los textos.
“Para mí nadie supera el amor de Cristo por los hombres y mujeres de la tierra. Veo en Fidel y en su gestión por los pobres mucho de quien aprendió del evangelio. Siento profundamente su partida. Mi hasta siempre Comandante va desde el alma. ¡Nadie puede borrarte de la historia! ¡Somos testigos de tu vida y de tus mejores logros!”
Periodista de la “continuidad” ofende al exilio
Yeter Palmero, quien sonríe tímidamente en una foto junto a su nueva pareja en algún lugar de Estados Unidos, debería pedir perdón al exilio.
Sus publicaciones en la red social Twitter, sus reportajes y noticias, confirman el apego a la dictadura castrocanelista, y son un irrespeto a los cubanos libres.
No basta con cambiarse el nombre, pasar la página y comenzar de nuevo, cuando hay en la Isla tantos presos políticos, tanta opresión, tanta miseria.
No basta con arrepentirse y alegar que fue un peón del PCC y su maquinaria propagandística, si su labor periodística fue tan apegada a los mandatos de un sistema totalitario y mentiroso.
Cualquier comunicador social que trabajó en aquel sistema podría merecer la oportunidad que ofrece una nación libre que hoy le acoge.
Solo que Yeter o Jeter Palmero vivió el comunismo desde el corazón y desde la convicción, y eso no puede borrarse. No es tan sencillo como el chasquido de los dedos.
Redacción Cubanos por el Mundo