El presidente de la procastrista Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) pidió más influencers, tiktokers y youtubers para defender a la dictadura.
Ricardo Ronquillo Bello, durante una asamblea provincial en Santiago de Cuba, pidió más presencia en el ciberespacio.
“De nosotros depende que los medios sean fundamentales para el pueblo de Cuba y la revolución”, dijo el vocero castrista.
Sus palabras dejan entrever que la “batalla de pensamiento” que alguna vez mencionó el propio José Martí, la estaría perdiendo el régimen en la red de redes.
“Si la revolución no tiene influencers, si la revolución no tiene tiktokers, si la revolución no tiene youtubers, la revolución no estará bien comunicada”, lamentó.
Esta perorata, a modo de ruego y orden al mismo tiempo, fue captada por los periodistas oficialistas allí reunidos.
El reporte del Canal Caribe mencionó entonces el “enorme desafío” de transformar las dinámicas productivas, “en correspondencia con los actuales escenarios y demandas de los públicos”.
En fin, el mismo cuento de siempre.
Influencers, tiktokers y youtubers en la Cuba de la censura, la miseria, la represión y los cortes de Internet
Lo que sabe Ronquillo (y calla) es que este empeño del régimen por inundar el planeta Internet de consignas, campañas de descrédito y fake news es ya viejo.
La UPEC tropieza, primero que todo, con la censura de los propios directivos, subordinados al Partido Comunista de Cuba (PCC) y a su departamento ideológico.
Estos últimos son los que dicen el qué y el cómo publicar cualquier contenido y aquellos que se pasan de la raya son sancionados, expulsados y encarcelados.
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Luego, viene el tema material. Casi ninguno de los allí presentes dispone de una computadora personal, un teléfono conectado a Internet o una conexión desde su hogar.
Y tercero, el hambre y la miseria que viven los propios periodistas que, por muy loros que sean, no tienen ni qué comer, ni ropa, ni zapatos, ni vivienda, ni nada.
¿De qué tiktokers y youtubers habla este señor, si los propios comunicadores están más preocupados por alimentar a sus hijos y sobrevivir, que por salir en Internet?
Esta “rectificación” de la comunicación social que ordena el presidente de la UPEC tropieza con infinidad de dificultades.
La dictadura cubana también ha optado por importar influencers, tiktokers y youtubers de otros países, pero ha fracasado en su empeño.
Tres o cuatro pelagatos con tres o cuatro seguidores no alcanzan para ocultar la verdad y el inmenso encojonamiento que viven nuestras familias.
Todo el mundo está cansado del Noticiero, del Granma y de los seudoperiodistas que en televisión repiten, una y otra vez, el discurso oficial.
Lo otro es el éxodo sin precedentes que se vive en la Mayor de las Antillas, que también ha desangrado a la UPEC y muchos de sus miembros huyeron de la Isla.
Otros, desde dentro, escriben o colaboran con seudónimo en medios independientes, pues el salario que pagan por estar “al lado de la revolución”, no alcanza ni para el desayuno.
¿Qué les queda entonces? Las ciberclarias, los muchachones de la UCI y los ciber-CDR, impulsados por el espía de la Red Avispa, Gerardo Hernández Nordelo.
El cederista mayor llamó “generales de butacón y sus guapos de 90 millas” a los que, desde las redes sociales, le han plantado cara a la dictadura.
Lo cierto es que muchos de esos que menciona “Cornelio” Hernández, ya le ganaron la pelea a la UPEC y a toda la camarilla.
Ronquillo se va a quedar ronco diciendo lo mismo, de asamblea en asamblea, de provincia en provincia, donde solo escuchará intervenciones ya coordinadas y aplausos, muchos aplausos.
Redacción Cubanos por el Mundo