Tras la revelación en días pasados de que el Director de Prensa Latina “cayó en crisis”, luego de la “traición” de Nelson Marín, su corresponsal en Londres, en las oficinas de ese medio de prensa subvencionado por el gobierno cubano se ha formado tremenda cagazón, según nos hizo saber otro informante, pareja de uno de las trabajadoras del lugar.
ver nota: Director de Prensa Latina cayó en crisis, tras traición de corresponsal en Londres
Este nuevo informante – surgido a raiz de esa nota – asegura que todo el mundo se ha revirado contra Osvaldo Rodríguez, por su indiscreción, aunque Rodríguez asegura que jamás le ha dicho nada a nadie y mucho menos mostrado el mensaje que Luis Enrique, el Director de Prensa Latina, envió al resto de los trabajadores de la agencia dándoles a conocer la traición de Nestor Marín.
“Osvaldo ha estado deprimido a partir de eso. No duerme bien. Ha tenido hasta flojeras en el estómago. A cada rato busca conciliar la relación con sus compañeros de trabajo, que ahora desconfían en él.Y fíjate, eso es algo que pudo decir y hacer cualquiera. Cualquiera pudo hacerle llegar esa información a Uds,” expresó este nuevo informante, esposo de una de las periodistas que trabaja en Prensa Latina.
“El asunto es que ya han salido varias notas de ahí dentro. ¿Recuerdas lo de la periodista que engañaba al trabajador del MINREX? Ellos están buscando quién es el soplón dentro de Prensa Latina, pero esto es como el cuento de Fuenteovejuna. Cualquiera hace un cuento. Cualquiera revela algo. Todos saben cosas,” señaló.
Y reveló una anécdota de Talía González.
“Pocos saben que Talía González tenía, hace muchos años, una tarjeta VISA. Cuando no había tarjetas MLC y nadie tenía una tarjeta en divisas, esta muchacha tenía una. E iba a una especie de tienda exclusiva donde vendían carísimo productos de cosmética española marca Sparks… ¿puede ser?
“E iba a la única tienda en La Habana donde vendían eso. Una tiendecita que ahora convirtieron en MLC. ¿De dónde sacaba el dinero? Ahora te cuento.
“Un día, invitó a una amiga a que la acompañara a la tienda. Y de la tienda se fueron a una cafetería a tomar cervezas. Con cuatro cervezas en la cabeza, Talía le hizo el cuento a la amiga que a ella “le gustaba derretir” y que ella “ni muerta” usaba el champú Sedal.
Y le dijo más:
Le dijo que la tarjeta se la habían dado para eso. Para que gastara el dinero en cosas buenas. Y sacó la tarjeta. Era una VISA. Luego fue que supe, con los años, que ella era la amante de Raúl Castro. ¿Quién si no Raúl podía darle esa tarjeta? Lamentablemente me enteré tarde, pero suficientemente a tiempo para darme cuenta de qué iba el socialismo que pregona esta gente.
“Mi esposa, lo que hace ahí en Prensa Latina es machucar. Y esperar la jubilación. Tenemos una hija fuera. Va y cuano cumplamos 70 años, nos vamos. Esto no da más. Y hasta Nestor Marín lo sabía. Por eso se quedó,” concluyó diciendo.