Una excombatiente de la tercera edad, postrada en una silla de ruedas, denunció ser víctima de miseria, abusos y hambre, después de haberle servido durante muchísimos años al régimen castrista.
A través de una denuncia publicada en las redes sociales, se conoció la situación de miseria en la que vive la señora, excombatiente de la dictadura, quien expresa:
“Yo no tengo ganas de vivir ya, lo que me queda es bajar en esta misma silla de ruedas y ahogarme en la costa”, le reveló la anciana, a quienes intentaron ayudarla.
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“Mi sobrino, quien recibe dinero desde el exterior, no me quiere dar comida y me maltrata, no atiende mis necesidades y abusa de mí y de mi hijo, que es epiléptico y débil mental, me roba las cosas y las vende, la poca comida que puedo raspar de la olla la llena de sal y yo soy hipertensa y he tenido ya dos infartos”, aseguró la excombatiente.
La denuncia la realizó el usuario “Galletica Zokata de la Bodega”, quien explicó que tanto él, como su novia, hicieron lo que estuvo en sus manos para ayudar a la señora en su situación.
Por otra parte, los jóvenes intentaron comunicarse con el sobrino de la señora, quien se rehusó a recibir a la anciana en su casa.
“Encárguense de ella o si no déjenla ahí mismo, me da igual”, les dijo.
Entre tanto, la débil anciana le contó su historia a los jóvenes que la ayudaban.
“Resulta ser que la señora se llama Carmelina Ruiz Gallardo y fue luchadora Clandestina y del Ejército Rebelde, perdió a sus dos hermanos en la lucha, dedicó su vida a este país hasta que tuvo dos infartos cerebrales y no les fue de más utilidad”, explicó el joven que hizo la denuncia en Facebook.
La anciana estaba abandonada, sentada en una silla de ruedas en la intersección de las calles 100 y 51.
“Todos la ignoraban, nadie hacia nada, solo la dejaban ahí.
“Le compramos una pizza puesto que su sobrino le quitó los 1500 cup que recibe de chequera supuestamente para comprar comida y no tenia un centavo encima, solo una bolsa de yogurt de soya a medio fermentar.”
Según explicaban luego, la policía, que fue a interceder con el sobrino volvió con la misma respuesta: nadie iba a venir por ella y no había ninguna forma de obligarlos a recogerla o hacerse cargo de ella.
Cuando el joven le pidió a la policia, que llevaran a la anciana hasta su casa, le contestaron:
“La silla de ruedas no me cabe en el carro.”
“Cerró la puerta y se fué,” dijo el joven acerca del policía.
“Tuve que caminar cerca de 6km empujando a la señora en esa silla de ruedas de mala calidad por estas calles tan bien construidas de mi ciudad. Lo que me tomó cerca de 1 hora y media apretando el paso.
Cuando llegué a su casa, su familia no la quería dejar entrar y tuve que pedirle de por favor al hombre que estaba ahí que al menos la dejara bajo techo, hombre que no reaccionó hasta que saqué un billete de 5 usd y le dije que eran suyos si la dejaba entrar.”
Ante la grave situación de miseria, abusos y hambre que vive la señora, Carmelina Ruiz Gallardo, queda claro que así es como paga la revolución al que ya no le sirve. Dejándolo al olvido, sin protección.
Sin embargo, es inevitable pensar que lo que hoy vive Ruiz Gallardo, pudiera ser, el karma de servirle a la dictadura, las consecuencias de ser cómplice de un régimen violador de derechos humanos y cómplice de la desgracia del pueblo cubano.
Redacción Cubanos por el Mundo
