Un artículo aparecido en el diario oficialista Invasor y titulado “Debate por una mejor juventud en Ciego de Ávila” destaca la importancia del diálogo entre los jóvenes y las autoridades en la búsqueda de soluciones para los problemas que enfrenta la juventud en la provincia de Ciego de Ávila, Cuba; entre ellos que, cerca de 3 millones de jóvenes en edad laboral no están incorporados al trabajo.
Problemas que no son pocos y que parecen no tener solución. Al menos no dentro de un sistema que ha demostrado ser un absoluto fracaso en todas las líneas por las que se pueda analizar.
Pero, ya veremos bien cuál es el panorama.
El artículo informa sobre un debate en línea organizado por el Comité Provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en el que los jóvenes expresaron sus preocupaciones y debatieron sobre las posibles soluciones a sus problemas.
Entre las principales preocupaciones que surgieron durante el debate se encuentran el acceso a la educación y el empleo, la necesidad de un mayor apoyo para los emprendimientos y la importancia de la participación activa de los jóvenes en la vida política y social del país. Los jóvenes también expresaron su preocupación por la falta de espacios de recreación y entretenimiento en la provincia.
El artículo destaca el papel del gobierno y de la sociedad en la búsqueda de soluciones a estos problemas. Según el artículo, las autoridades locales deben ser más receptivas a las demandas de los jóvenes y trabajar en colaboración con ellos para encontrar soluciones. Además, se debe fomentar la participación activa de los jóvenes en la vida política y social del país, y se deben crear más espacios de recreación y entretenimiento para ellos; cosa esta que, está demostrado no existe dentro de la sociedad cubana.
El sistema castrista impide la participación activa política de los jóvenes, ni adultos, a no ser que se haga dentro de los estatutos y fundamentos del decrépito Partido Comunista de Cuba, o de la Unión de Jóvenes Comunistas, organización dependiente de la primera.
En el artículo se expone, eso sí, sin cuota de crítica, cómo el gobierno debe trabajar para mejorar el acceso a la educación y para crear más oportunidades de empleo para los jóvenes, especialmente en sectores como la tecnología y la innovación. Además, se deben fomentar los emprendimientos y se deben proporcionar más recursos para apoyar a los jóvenes emprendedores.
Pero las estadísticas siempre son nuestra mejor aliada.
El trabajo cita declaraciones de la Dr. Cs. Keyla Estévez García, directora del Centro de Estudios de Juventudes, quien “reflexionó sobre el apremiante análisis y los retos que imponen fenómenos demográficos, sociales como la baja tasa de natalidad, la desvinculación del estudio y trabajo de unos 800 000 jóvenes en el país, las insatisfacciones de los egresados de nivel superior en sus labores profesionales, la desmotivación a desarrollar proyectos de vida en Cuba, la emigración.”
¿800 mil?
Este cifra está estríctamente referida a jóvenes.
El problema es aún mayor y basta leer otro artículo, publicado en el medio independiente El Toque, titulado “Baja participación laboral en Cuba: ¿faltan personas o motivación?” para darnos cuenta de que esta cifra no es siquiera la tercera parte de la realidad “del problema” de la falta de fuerza laboral en la isla y del envejecimiento de la fuerza laboral en el país,
El trabajo publicado en El Toque, examina las causas detrás de la disminución en la participación laboral en Cuba y señala cómo, el país ha enfrentado una disminución en la cantidad de trabajadores activos.
El artículo sugiere que esta disminución se debe a una combinación de factores, como la falta de oportunidades laborales adecuadas, la emigración de trabajadores capacitados, la disminución de la población activa y la falta de motivación para trabajar en algunos sectores.
El artículo señala que el sector estatal, que históricamente ha sido el principal empleador en Cuba, ha perdido su atractivo entre los jóvenes y los trabajadores capacitados debido a los bajos salarios y la falta de incentivos para mejorar las condiciones laborales. Además, el sector privado, que ha surgido como una alternativa al sector estatal, aún enfrenta muchos desafíos, incluyendo la falta de acceso a financiamiento y la falta de infraestructura adecuada; y cita lo sucedido con elrestaurante capitalino, Nel Paradiso, cuyo propietario señalaba en una entrevista que había perdido 50 empleados debido al éxodo migratorio.
El artículo de El Toque destaca el papel de la educación en la disminución de la participación laboral en Cuba, y señala a modo de ejemplo también que, días más tardes de publicarse la nota sobre el éxodo en el restaurante Nel Paradiso, se conoció que el sector azucarero tampoco contaba con la disponibilidad de trabajadores necesarios para cumplir el plan de la presente zafra.
A pesar de que el país tiene una tasa de alfabetización del 100%, la calidad de la educación ha disminuido en los últimos años, lo que ha llevado a una disminución en la cantidad de trabajadores capacitados. Como resultado, muchas empresas en Cuba tienen dificultades para encontrar trabajadores calificados, lo que ha llevado a una disminución en la productividad.
El artículo sugiere que para mejorar la participación laboral en Cuba, es necesario mejorar las condiciones laborales en el sector estatal y fomentar el desarrollo del sector privado. Además, se debe mejorar la calidad de la educación para garantizar que haya suficientes trabajadores capacitados para satisfacer las demandas del mercado laboral.
Algunas estadísticas generales sobre el mercado laboral cubano según datos disponibles de fuentes confiables señalan por ejemplo que:
– En 2020, la tasa de desempleo en Cuba fue del 4,2%, según datos del gobierno cubano.
– Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado en 2019, el 70% de los trabajadores cubanos estaban empleados en el sector estatal, mientras que el 30% restante trabajaba en el sector privado o en cooperativas.
– El mismo informe de la OIT también señaló que el 56% de los trabajadores cubanos estaban empleados en el sector de servicios, seguido del sector industrial (24%) y el sector agrícola (20%).
– Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), la población activa en Cuba disminuyó en un 2,2% entre 2018 y 2019.
Sin embargo, el trabajo de El Toque actualiza aún más estas estimaciones y señala que en Cuba existen 7.6 millones de personas en edad laboral de los cuales solo 4.8 millones están ocupadas.
Es decir: Alrededor de 3 millones de cubanos en edad laboral no están empleados.
Entonces, ¿qué determina que las personas no se incorporen a las actividades productivas formales? Las condiciones laborales del país.
Datos generales:
– Desde inicios del siglo XX, el país (Cuba) se caracteriza por una baja participación económica, tendencia que se acentúa en la población masculina.
– El número de personas activas por cada cien habitantes en el archipiélago está por debajo de países de la región como Argentina, Chile, Uruguay, México o Costa Rica.
– El envejecimiento demográfico en Cuba: Según las estadísticas publicadas por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), persiste el aumento de la población considerada adultos mayores en contraste con la disminución de la que se encuentra en edad laboral.
– Para 2035 se prevé un acentuamiento de la tendencia, pues se estima que las personas mayores de 65 años representarán el 32.5 % del total de la población.
– El grupo de personas en edad laboral, que constituyen hoy más del 63 % de la población cubana, integra a los nacidos durante el baby boom de los años sesenta, quienes han nutrido durante al menos cuatro décadas las fuerzas laborales del país. Actualmente Cuba está a las puertas de un boom de jubilaciones, debido a que para 2030 esos grupos estarán cumpliendo 60 años y más.
destaca además la publicación.
Y añade:
“Desde 1980 también ha disminuido la capacidad de reemplazo de la población económicamente activa debido a que «salen más personas de las que entran» a las edades laborales, actualmente definidas entre 15 y 64 años. Tanto es así que en la década de los noventa se perdió dicha capacidad de reemplazo en ambos sexos, y en 2020 cayó el reemplazo en los hombres.”
El texto cita a Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira, demógrafo y profesor titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) de la Universidad de La Habana, quien explica que estas cifras “son significativas porque la población masculina «contribuye con más de dos tercios de la fuerza de trabajo».
Los investigadores del fenómeno, conocido como “el tsunami de plata”, señalan que para poder superarlo, se necesitarian crear “las condiciones materiales o estructurales”, pero estas no están creadas.
«La política laboral tiene que concentrarse en qué empleo va a crear y a quién va a beneficiar. Tiene a su disposición dos grupos fundamentales que son la fuerza de trabajo joven y la fuerza de trabajo femenina, que están completamente descubiertos en relación al acceso a un empleo que remunere de manera real a las personas para garantizar una satisfacción creciente de sus necesidades (…). El problema no son medidas ad hoc, no es cosmético. El problema es de fondo, de esencia», concluyó Albizu-Campos.
Por su parte, el demógrafo Sergio Díaz-Briquets señala que “se necesita un «cambio fundamental» pero considera que «no se ve venir y hay resistencia, porque dentro de las esferas de poder en Cuba no ven cómo pueden cambiar».”
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