Han surgido informes recientes que sugieren que el gobierno de Cuba puede estar planeando intercambiar disidentes encarcelados por favores económicos y políticos de países extranjeros.
Esto, por supuesto, ha generado preocupación entre las organizaciones de derechos humanos que temen que los presos puedan ser sometidos a un exilio forzoso.
Según un informe de CiberCuba, varias organizaciones, incluida la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, han dado la voz de alarma sobre el posible destino de los presos políticos en Cuba.
Estos grupos afirman que el gobierno ha estado en negociaciones con países extranjeros, particularmente Rusia y China, para intercambiar prisioneros políticos por beneficios económicos.
El temor es que los disidentes puedan verse obligados a exiliarse, separándolos de sus familias y comunidades y silenciando efectivamente sus voces.
Este desplazamiento forzado es una violación de los derechos humanos y una táctica que suelen utilizar los regímenes opresivos para suprimir la disidencia.
Esta preocupación se ha hecho eco de varios expresidentes latinoamericanos que emitieron recientemente un comunicado conjunto condenando la falta de acción de los gobiernos regionales ante la crisis en Cuba.
Los expresidentes de Latinoamérica hicieron un llamado a la comunidad internacional para que apoye la liberación de los presos políticos y presione al gobierno cubano para que respete los derechos humanos.
La situación en Cuba ha sido motivo de preocupación desde hace algún tiempo, con muchas personas enfrentando persecución política y encarcelamiento por expresar sus puntos de vista. En los últimos años, se ha acusado al gobierno de reprimir la disidencia y la libertad de expresión, lo que ha provocado un número creciente de presos políticos.
Algunos expertos creen que la decisión del gobierno cubano de negociar intercambios de prisioneros con países extranjeros es una señal de desesperación. El país se enfrenta a una grave crisis económica, con escasez de artículos de primera necesidad como alimentos y medicinas, así como apagones generalizados.
Un artículo en Havana Times sugiere que el gobierno puede estar utilizando a los prisioneros como moneda de cambio para asegurar el apoyo económico que tanto necesitan los aliados extranjeros.
Sin embargo, el artículo argumenta que tal estrategia podría resultar contraproducente, ya que dañaría aún más el ya pobre historial de derechos humanos del país y podría conducir a una pérdida de apoyo internacional.
El destino de los presos políticos en Cuba sigue siendo incierto y las organizaciones de derechos humanos piden que se tomen medidas para proteger sus derechos y garantizar su liberación segura.
La comunidad internacional tiene un papel que desempeñar al presionar al gobierno cubano para que respete los derechos humanos y garantice que los disidentes no sean sometidos al exilio forzoso u otras formas de opresión.ç
No obstante todo eso, no obstante que incluso la medida pudiera favorecer a algunos que, lejos de estar interesados en permanecer en la isla y propiciar el cambio desde dentro, es probable que valoren en mejor cuantía el que sean forzados a salir de la isla a un país como España o los EE.UU. con ciertas garantías.
La peor parte de todo esto pudiera estar dada en que el gobierno de Cuba pudiera imitar lo hecho por el régimen de su cúmbila Daniel Ortega: despojar a estos ciudadanos de la isla de la ciudadanía cubana.
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A fin de cuentas ya han venido ensayando “parte de este proceso”, impidiéndole el retorno a la isla a varios cubanos considerados opositores del gobierno.
La Constitución de Cuba y el despojo de la ciudadanía
La Constitución del Gobierno de la República de Cuba, promulgada en 2019, establece la base legal del sistema político y social del país. Sin embargo, ha sido objeto de críticas por parte de organizaciones internacionales y de defensa de los derechos humanos debido a la limitación de las libertades civiles y políticas, así como la falta de pluralismo político y la ausencia de elecciones libres y justas.
La Constitución cubana otorga al Estado el derecho a restringir estas libertades en nombre de la “seguridad del Estado” y de la “unidad nacional”, lo que ha sido utilizado para reprimir a los disidentes y a los críticos del régimen.
Según la Constitución de la República de Cuba, el país reconoce y protege el derecho de sus ciudadanos a la ciudadanía cubana. Sin embargo, el gobierno de Cuba ha utilizado en el pasado la privación de la ciudadanía como una herramienta política para castigar a sus ciudadanos disidentes o para evitar que abandonen el país.
El artículo 32 de la Constitución cubana establece que “la ciudadanía cubana se pierde por adquirir voluntariamente otra ciudadanía”. Esto significa que si un ciudadano cubano adquiere la ciudadanía de otro país por voluntad propia, podría perder automáticamente su ciudadanía cubana.
Es decir: que si Cuba negocia la salida de todos sus presos político con el otorgamiento de la ciudadanía de otro país, automáticamente estarían amparados para despojarlos de la ciudadanía cubana.
Esa, es una posibilidad. Una variante.
Pero también, la Constitución de la República de Cuba de 2019, establece que la ciudadanía se pierde cuando se renuncia expresamente a la ciudadanía cubana, o cuando se comete un delito contra el Estado y se adquiere una nacionalidad extranjera en el proceso.
No es menos cierto que el gobierno cubano ha utilizado la privación de la ciudadanía cubana como una forma de castigo político. En algunos casos, los ciudadanos cubanos que han expresado opiniones contrarias al gobierno o han intentado abandonar el país han sido privados de su ciudadanía sin su consentimiento y sin un proceso legal justo.
La privación de la ciudadanía cubana se ha utilizado como una forma de castigo para los disidentes políticos, activistas de derechos humanos y periodistas independientes, así como para las personas que han intentado emigrar ilegalmente o que han abandonado el país sin el permiso del gobierno.
La privación de la ciudadanía es una violación grave de los derechos humanos y puede tener consecuencias muy graves para las personas afectadas, por cuanto la ciudadanía es un derecho fundamental que garantiza a las personas su identidad, pertenencia y protección por parte del Estado. La privación de la ciudadanía por motivos políticos es un acto de represión y viola los derechos humanos fundamentales.
Si bien en la Constitución de Cuba no se establece la posibilidad de que la ciudadanía sea revocada por motivos políticos, es importante tener en cuenta que Cuba es un país de partido único y existen ciertas restricciones y limitaciones a las libertades civiles y políticas, lo que puede afectar la capacidad de los ciudadanos para expresarse libremente y participar en el proceso político.