Mónica Mestre Morales, quien hasta hace poco se le veía muy vinculada a la dictadura castrista, llegó a Estados Unidos.
Sus últimas apariciones en redes sociales fueron para replicar contenidos vinculados con el equipo Cuba que intervino en el Clásico Mundial de Béisbol.
Fuentes cercanas a Cubanos por el Mundo confirmaron que la joven resultó presuntamente beneficiada con el parole humanitario.
Durante mucho tiempo fue la presidenta de la procastrista Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y militante de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
En sus cuentas personales no figura un post para festejar el arribo a tierras de libertad y se nota que hizo limpieza sobre su pasado comunista, aunque quedan algunos rastros en el ciberespacio.
En Facebook, la más reciente publicación confirma que el 17 de marzo “Dejó de trabajar en Ministerio de Salud Pública de Cuba”, donde laboraba como periodista.
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Ya ella habría confesado al portal estatal Cuba Sí que no le gustaría trabajar en ningún medio de difusión en la Isla totalitaria.
“En realidad, no me gustaría trabajar en ningún medio de prensa. Escogí esa carrera porque no tenía ninguna otra vocación firme”, aseveró.
“La verdad, preferiría un ministerio, empresa o la Universidad. Me gusta mucho el trabajo con el Estado, el Poder Popular, ese tipo de cosas; aunque parezcan casos perdidos desde el punto de vista de la comunicación. Hace poco tuve un acercamiento al Ministerio de Justicia; me gustó cómo funcionaba, cómo se intentaba llevar la comunicación desde otra perspectiva”.
Mónica Mestre, una comecandela que no dudó en servir a su “revolución”
Sus compañeros de estudios la describen como una “comecandela”, dispuesta a participar en todas las “tareas de choque” ordenadas por el régimen castrista.
Fue una de las “voluntarias” que, poniendo en riesgo su vida, trabajó en los centros de aislamiento para pacientes Covid en la UH.
Pero su trayectoria revolucionaria va mucho más allá de este voluntariado disfrazado de solidaridad, muy al estilo del régimen.
Así lo confirma su activa militancia, su adoctrinamiento a las nuevas generaciones y su incondicionalidad a la revolución socialista.
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Mónica Mestre, para ser coherente con lo que defendió durante tanto tiempo, debió quedarse en Cuba, pero optó por “traicionar la gloria que se ha vivido”, como dijera aquel trovador.
La entrada a Estados Unidos de personas vinculadas con la dictadura cubana que reprime, encarcela y mata es ya algo casi cotidiano.
La administración de Joe Biden, tan de puertas abiertas y deshielos, tan de flexibilización y diálogos, ignora el peligro que se cierne sobre esta nación.
La llegada de muchachos adoctrinados y adoctrinadores es una certeza de que aquellos cdr, comités de base y núcleos del PCC de la Cuba estalinista, se estarían replicando, disimuladamente, en la tierra de Thomas Jefferson y George Washington.
Redacción Cubanos por el Mundo
