Hoy en día, Randy Arozarena integra la lista no solo de los mejores peloteros cubanos, sino también los mejores jugadores en todas las Grandes Ligas, pero como detrás de todo éxito, tuvo que realizar grandes sacrificios.
José Alberto Portela, en un texto titulado “La travesía para un sueño realizado” (compartido en las redes sociales) menciona parte de ese camino que atravesó el cubano para llegar a donde hoy está: triunfando a lo grande.
“Su niñez en Cuba vio como se rendían sus días ante la rutina, como el laberinto de las horas se adueñaba de sus deseos y sueños. Las tempestades del alma amenazaban con triunfar, pero su escudo siempre fue una férrea voluntad. El béisbol era ese paraíso momentáneo, en donde se olvidaba todo y la paz reencarnaba para pintar de esperanzas lo oscuro”, manifiesta en su relato.
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A pesar de la desesperanza que azota a la isla, Randy Arozarena no se dio por vencido, y en medio de la desgracia buscaba motivarse cada vez más. Parte de esa motivación llegó representando a la provincia de Pinar del Río en la liga local.
“Representar a su provincia Pinar del Río fue la primera meta secuestrada, y lograrlo significó una inyección de optimismo. Pero su mirada apuntaba a la cima, su estirpe de guerrero no se amilanó y decidió salir de Cuba en busca de imponer su talento deportivo en otras fronteras”.
Tal y como subrayó Portela, el antillano no se conformó con quedarse atrapado en un país sin futuro, y fue entonces cuando llegó a México, país que le dio la oportunidad de su vida para crecer personal y profesionalmente, y que años más tarde, él mostraría su agradecimiento representando a ese país en el Clásico Mundial de Béisbol.
“La historia después es conocida, primero el país de México lo acogió y le brindó todas las oportunidades que en su país natal eran una utopía, y después logró un contrato en Grandes Ligas, primero con el conjunto de Cardenales de San Luis y después con Rays de Tampa Bay”.
La decisión que tomó Randy Arozarena de construir su propio futuro, teniendo que ejecutar el sacrificio de tener que dejar toda una vida atrás, de tener que alejarse de su familia y de la casa que lo vio crecer, está dando sus frutos. Y vaya frutos.
“Los cuentos de hadas son reales, no hay imposibles en la vida si se persigue lo deseado sin importar las consecuencias. Las tinieblas más impactantes se arrodillan ante el sol del trabajo arduo. Randy Arozarena es ejemplo palpable de esto”, acotó el autor del texto.
Actualmente, Randy Arozarena es una de las piezas fundamentales de los Rays de Tampa Bay, y por alguna u otra razón, su nivel aumenta mucho más en la postemporada, lo que lo llevó a ser llamado el “Mr. Octubre cubano”.
Redacción de Cubanos por el Mundo
