Los cubanos en la isla no solamente tienen que lidiar con una miseria abrumadora, sino que también tienen que soportar maltratos dentro de su propio país. Un nuevo caso de discriminación en La Habana salió a la luz recientemente, una situación que se ha hecho reiterada en los últimos tiempos.
Fue Javier Salvador Hernández quien, en su cuenta de Facebook, relató el maltrato del que fue víctima en un restaurante de La Habana Vieja, un lugar, aparentemente, los cubanos son tratados como escorias y los turistas como si fueran unos reyes.
“Es completamente indignante y ultrajante el mal trato que los cubanos nos damos los unos a los otros. Se podría decir que lo ocurrido hoy en el Restaurante La Imprenta, en el centro histórico de la Habana Vieja, roza la discriminación. Desde el momento en que entré el trato no fue el más cordial”.

“Era casi como si mi presencia molestara. Durante más de 40 minutos, quién estas palabras escribe estuvo esperando por la atención del personal para ordenar un simple, pero no económico almuerzo”, dijo el denunciante.
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Agregó que, mientras se encontraba ahí, el lugar se llenó de turistas, y fue entonces cuando, como por “arte de magia”, un ataque de cortesía y modales se apoderó de los trabajadores del sitio.
“En ese tiempo el restaurante se llenó de turistas para los cuales las cortesías y la afabilidad si desbordaban el local. Todos los extranjeros fueron servidos con la prontitud y el profesionalismo negados a un connacional”.
Por supuesto, a Hernández no le quedó de otra que irse del lugar sin haber sido atendido. “Me retiré del establecimiento sin que la partida provocara la más mínima intención de pedir disculpas”, acotó.
Pero más indignante fue lo que sucedió a continuación, cuando el mismo Javier Hernández dijo que un amigo entró horas más tardes a ese restaurante y, luego de fingir un acento extranjero, fue atendido de forma maravillosa.
En la isla comunista, los cubanos, tanto de La Habana como de otras provincias, son tratados de la peor forma posible, al punto de ni siquiera poder estar en ciertos lugares por la simple presencia de turistas; turistas que, por supuesto, llevan los bolsillos llenos de esas divisas que tanto le gustan a la cúpula castrista.
Redacción de Cubanos por el Mundo